La creciente situación de violencia e inseguridad hace que los ánimos estén cada vez más encrespados porque se desea superar un escenario que se ve diariamente sobrepasado, donde los métodos de seguridad influyen en la vida social y turística pero también están condicionados por estas. Por eso es lógico que aumenten las peticiones de nuevas fórmulas ya que se trabaja con mimbres más modernos pero su proceder dista mucho de lo que se necesita ahora y urgentemente.
En este sentido se ha hecho pública
una carta abierta dirigida al Presidente AMLO, se ha pronunciado el Consejo
Nacional Empresarial Turístico, CNET y se ha informado de la llegada de un
nuevo modelo - esquema de seguridad ciudadana todas ellas, muestra inequívoca
de una honda preocupación. Y es que se requiere de más coraje que la mera
simulación de control y del intento permanente de moldear realidades y comunicados.
Y permítanme una aclaración. Esa
posición turística con aportaciones económicas puntuales, pero todavía
“alejada” de lo que supone la seguridad para sus intereses y esa “resistencia”
de los responsables de seguridad a recibir recomendaciones socio – sectoriales;
continúan siendo posturas limosneras, empecinadas e insuficientes.
Y es que, la situación no invita ni
a pequeñeces ni moratorias. Se ha de concienciar a sus responsables que no
supone blandura alguna el ir forjando nuevas alianzas con sus respectivas y equilibradas
integraciones. Y es que la actitud de evitar todo alarmismo, ha de ser
compatible con el desarrollo de medidas de carácter quirúrgico.
En definitiva, se han de tomar
decisiones drásticas donde las cartas abiertas, los pronunciamientos y los
modelos mencionados, no se conviertan en papel mojado. ¿Está llegando el
momento de afirmar que “el emperador va desnudo”?
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