viernes, 3 de febrero de 2023

MILITARIZACIÓN DEL TURISMO

 Parece que las fuerzas militares van a implicarse en la actividad turística a través de la gestión de ciertos aeropuertos, aerolíneas y hoteles además de su presencia en algunos destinos turísticos finalistas, probablemente con desigual incidencia. Mientras que la actividad discreta y administrativa en los tres primeros casos garantizan una gestión más o menos previsible, la presencia de la seguridad militar en las plazas, playas y lugares de ocio se vuelve del todo chocante. Situación ésta que, ante la falta de otras opciones, llega a ser considerada como “fundamental y hasta inevitable”.

Pero la complejidad del hecho turístico, donde su competitividad y supervivencia se basan no solamente en una “buena mecánica empresarial” sino en la placidez de sus entornos; hace que junto a la seguridad genérica se deba desarrollar una seguridad específica turística. Y no es un privilegio, sino una probada necesidad.

Por añadidura, todos somos conscientes de la enorme dificultad que representa el manejo de esa violencia genérica, pero esperar a que escampe para que la industria turística mejore y se tranquilice, no parece ser un planteamiento realista. La espera, desespera.

En este contexto, sería recomendable que la comentada militarización se fuera “turistizando”, lo que supondría pasar, de sus “clásicas formas” a unas “más amables” como un servicio, que no el único, que precisa cualquier destino con problemas.

Por ello, sería bueno que el sector tomara la iniciativa y diera a conocer ante las diferentes instituciones, sus auténticas necesidades de seguridad en espacios públicos que ya, con una ¿Policía Turística? mucho más dotada e interconectada se irían creando nuevos y estratégicos vínculos. Cuestión de visión y prioridades con respecto a lo que representa la actividad. 

Publicado en la revista Oveja Negra. Cancún, Quintana Roo, México



LAS ALERTAS DE VIAJE.

 

En el artículo anterior hacía mención a los “exámenes periódicos” o reuniones que se ven obligados a tener los responsables del turismo quintanarroense con los representantes diplomáticos y empresariales de los principales mercados emisores de turistas.   

El motivo, la existencia y contenidos de las llamadas recomendaciones y alertas de viaje que los gobiernos extranjeros confeccionan para facilitar e informar a sus turistas sobre las particularidades que pueden encontrar en los destinos elegidos. Hablamos de un servicio cada vez más tenido en cuenta por la importancia que adquiere la seguridad cuando se viaja al exterior.

La alta frecuencia de esas reuniones bilaterales, se debe a que la inseguridad se ha convertido en algo habitual, aunque para los representantes locales pueda interpretarse como una postura excesivamente censora y de intromisión en los asuntos internos.

Unas alertas donde para unos, su información sobre la (in)seguridad queda rápidamente obsoleta y desajustada y para otros, es necesario mantenerla en el tiempo, lo que penaliza a ambas partes, situación que no exime a las autoridades del ramo de intentar mejorarla.

En este sentido, a los redactores de dichas alertas se les debería facilitar su labor, lo que supondría un auténtico desafío por la inusual disposición a colaborar real y abiertamente desde los destinos, escenario que permitiría ir superando la desconfianza existente. Por lo tanto, no se ningunee la labor que desempeñan y búsquense espacios que contribuyan a la mejora y tratamiento adecuado de las diferentes realidades y noticias. 

Y es que, ambas partes persiguen un mismo objetivo; la optimización de los viajes y estadías de sus conciudadanos - los turistas de Quintana Roo. Parece que las dudas sobre la credibilidad, sigue revoloteando entre muchas mentes.    


Publicado en la revista Oveja Negra. Cancún, Quintana Roo, México