miércoles, 30 de marzo de 2022

EL TURISMO COMO FACTOR GEOESTRATÉGICO Y DE REALPOLITIK

 

De nuevo, y como no podía ser de otra manera, la invasión de Rusia a su vecina Ucrania está teniendo consecuencias negativas a nivel mundial, incluido el sector turístico y de los viajes. Qué duda cabe que su actividad está fuertemente ligada a sus recursos físicos ya que, sus procesos mecánicos de producción y de los servicios, han de estar interrelacionados con un entorno consignatario de los principales motivos de atracción. Por lo tanto, cualquier alteración física y social de dichos escenarios, se vuelven radicalmente en contra de su sistema productivo. 

Si analizamos las estructuras orientadas expresamente a su seguridad, vemos que existen programas y servicios de asistencia al turista. Se trata de un tipo de servicio finalista que forma parte, normalmente de estructuras de seguridad más genéricas. 

Con la llegada de esta invasión y guerra, comienzan a imperar conceptos como la geoestrategia y geopolítica, la “normalidad turística necesaria” se resiente “esperando que escampe” y buscando afanosamente fórmulas alternativas. Se da entonces a conocer los efectos económicos, los sobrecostos, la alta dependencia de ciertas materias primas, el freno en los flujos y transportes, la inseguridad real y percibida y todo tipo de desajustes que impiden el normal funcionamiento del sector.

Estoy hablando pues, de unas estructuras público- privadas, creadas para gestionar procesos muy definidos, con su diversidad de agentes, proveedores e intereses perfectamente delimitados y, con unas nuevas tecnologías que facilitan su interrelación y desarrollo.   

Pero ante la reiteración de las crisis que está soportando, sería conveniente que este sector turístico y exportador vaya depositando sus esperanzas en llegar a participar en estructuras e iniciativas de mayor y diferente calado ya que, las actuales por sí solas, le hacen sentirse dependiente y vulnerable.

Por ello, sería aconsejable que la actividad turística además de su papel socioeconómico vinculado a la cultura del ocio y el hedonismo, fuera capaz de aportar su granito de arena en aspectos geoestratégicos y geopolíticos, pudiendo convertirse en apoyo y desatascador de situaciones y escenarios enrevesados.  

Y es que, en los próximos años, es más que probable que, la actual geoestrategia y geopolítica deba de irse dotando de otros elementos y tácticas además de las militares, sociales y de política integral. En este sentido, los movimientos y desplazamientos de las personas, más complejos y sensibles que las de cualquier producto y mercancía, junto con sus habituales formas de vida y costumbres, se ven gravemente alteradas por las guerras y los diferentes niveles de violencia e inseguridad existentes en el planeta.

Por el contrario, una actividad segura se convierte en la herramienta clave para la imagen, credibilidad y confianza de personas, países y regiones, convirtiéndose en uno de los factores más importantes de autoestima y autorrealización a nivel global. Hablamos pues, de una de las expresiones más válidas y elevadas del trayecto experiencial de nuestras vidas. Y eso no deja de tener un valor incalculable desde cualquier punto de vista, incluida la geoestrategia y geopolítica.

Con la llegada del Covid 19, comenté la conveniencia de disponer de nuestra propia “vacuna anticrisis” basada en una nueva visión y cogobernanza que fuera capaz de unir a diferentes respetando la pluralidad institucional de la que se parte. En otra ocasión, hice hincapié en la necesidad de poner en marcha “políticas circulares en materia de seguridad turística”, como un mayor y mejor aprovechamiento de las estructuras públicas existentes. Quizás sean los escalones intermedios a cubrir para que el sector llegue a estar presente en la llamada realpolitik.

En definitiva, no desecho que, más pronto que tarde, iniciativas de geoestrategia y realpolitik utilicen premeditadamente argumentos turístico – hedonistas y de proyección - promoción para ayudar a resolver escenarios y problemas espinosos y enquistados.

La responsabilidad, está en manos de los poderes políticos el que acometan las iniciativas desde la necesaria y novedosa transversalidad interinstitucional.

Iñaki Garmendia Esnal. Experto en Gobernanza y Seguridad en el Turismo.