domingo, 20 de diciembre de 2020

TURISMO - COVID; LA SOCIABILIDAD COMO BASE DE REACTIVACIÓN Y SEGURIDAD

Cuando se habla del turismo nos estemos refiriendo a uno de los mayores vertebradores sociales existentes en el planeta, capaz de facilitar la apertura de fronteras, además de enriquecer nuestro conocimiento y experiencias personales. Como decía con cierta sorna, el escritor estadounidense Mark Twain, “el viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente” Con la llegada del coronavirus, son muchos los que se preguntan porque al turismo y la hostelería les está costando tanto superar los efectos de esta pandemia. Y es que no podemos remitirnos exclusivamente a la problemática de nuestra salud ya que, sin dejar de ser el principal motivo, se ha ido convirtiendo en un problema de gran magnitud para sus intereses. Se trata de un colectivo y entorno desbordados y adaptándose a las recomendaciones preferentemente sanitarias, donde lo urgente se ha vuelto importante además de determinante, pero sin que se dé con la tecla apropiada, lo que está generando un cierto hastío entre lo público y privado. Y paradójicamente, es el coronavirus quien nos presenta a la sociabilidad como un nuevo factor a tener en cuenta, que necesita y genera el propio sector y que no sé si definirlo como virtud o como losa para sus objetivos. Y es que para que se produzca riqueza y empleo, debe de existir un entorno social “seguro y normalizado” y viceversa, algo no tan decisivo en otros sistemas productivos. Pero, aun siendo consciente de la actual complejidad, me gustaría pensar que esta pandemia se puede convertir en su desafío particular. De entrada, está en boca de todos por ocio y por la crisis, lo que favorece su compresión y visibilidad. Y una de las claves, está en la comentada superposición de los servicios públicos y de la calle con su producción, lo que nos lleva a considerar que las personas están muy presentes tanto en la elaboración final de sus servicios como en su inmediato consumo. Personas afectadas en su labor diaria y entretenimiento, que comienzan a valorar más su significado y que están descubriendo un protagonismo diferente; algo que considero, puede llegar a estimular la toma de decisiones de mayor calado y transversalidad. En este sentido, sería aconsejable superar las dudas sobre su dimensión, propiedades y encaje, a través de iniciativas auspiciadas desde lo público y privado para irse adentrando en lo inadvertido, a través de nuevas fórmulas de cooperación y compañeros de viaje. Para tratar de ampliar la perspectiva de nuestro sector y destino, la actividad se ha de dotar de unas posiciones más sólidas y convincentes y de una pedagogía más rica en matices; eso sí, si no se le sigue mirando de refilón y con cierto desdén. Así, sería recomendable que las futuras estrategias llegaran a contemplar todo un conjunto de variables sectoriales y no sectoriales, sociales, tangibles e intangibles, dispersas, de espacios ociosos a la vez productivos, etc., y a ser posible desde una centrada y segura atalaya turística. Y es que la dispersión de sus factores obliga a adecuarse a su singularidad y más, en los tiempos de las herramientas como la inteligencia artificial, la digitalización, los big data, etc. A modo de conclusión, esta vez nos ha pillado el coronavirus sin defensas, hecho que se refleja en la lejanía de posiciones relativas a las ayudas – rescate, en la percepción de su tejido productivo y en la reducida dimensión de sus fondos y recursos específicos ante la falta de seguridad socio - sanitaria y sectorial. Se impone pues, el consenso y unas profundas transformaciones ya que las crisis, y ésta es de gran magnitud, exige posicionarse en el peor y más exigente de los escenarios, para comenzar a tramitarla de la forma más novedosa y resolutiva posible.