viernes, 25 de enero de 2013

El adiestramiento de la atención de los gestores turísticos hacia la seguridad turística


En comparación con otras áreas del sector, la gestión de la seguridad turística no dota de prestigio y reconocimiento a sus responsables. Esto provoca que se pierda el interés en involucrarse en una materia cada vez más decisiva para toda realidad turística. A nadie le gusta desarrollar funciones que resultan antipáticas, por lo que muchas instituciones
terminan por no asumir estos compromisos.



El modo de evitar esa distracción y combatir el escenario de inseguridad, es darnos cuenta, íntima y particularmente, de la actitud con la que nos comportamos. Si percibimos esta distracción, comenzamos a adiestrarnos para ir reenfocando nuestra línea de pensamiento hacia la seguridad turística.

Cada recanalización hacia la seguridad turística nos hará adquirir mayor saber hacer y mayor maestría, lo que nos permitirá ajustar nuestra actitud y la de nuestros colaboradores. Hemos de aceptar que han de existir periodos de tiempo y escenarios en los que recanalizar estas inevitables distracciones y reconducirlas sutil pero firmemente hacia el binomio turismo-inseguridad.

La recanalización de dichas actitudes y comportamientos, propios y ajenos, han de partir inexcusablemente de las directivas y gestores turísticos. Somos los que más nos jugamos en este envite.

jueves, 24 de enero de 2013

Cómo negociar en una situación de crisis de seguridad turística

La naturaleza transversal de la actividad turística exige poner en marcha un gran número de relaciones para que la maquinaria turística funcione adecuadamente, al menos en el caso de los destinos e intereses turísticos “normales”.



Cuando los destinos e intereses turísticos conviven o coinciden con hechos o realidades violentas e inseguras, las relaciones de los agentes turísticos con interlocutores no habituales, diferentes y no propios del sector se han de incrementar. El objetivo de esta colaboración especial es evitar que las propiedades del destino se vean condicionadas por la situación de violencia e inseguridad.

Estas relaciones han de estar basadas en una negociación que, partiendo de las necesidades y de los intereses turísticos, aporte un valor añadido para todas las partes. La negociación se deberá convertir en un proceso que ha de contener las siguientes condiciones:

-    Las reuniones deben plantearse desde una base cordial, con espíritu de cooperación y libre de las tensiones que estas situaciones de violencia e inseguridad generan habitualmente.
 

-    Se deben alcanzar acuerdos con eficiencia, sin necesidad de perder ni mucho tiempo ni muchos esfuerzos. Todo ello en base a propuestas transparentes y aportando por nuestra parte una visión turística de la realidad que, quizás no sea conocida o habitual entre nuestros interlocutores.  
 

-    El acuerdo alcanzado deberá de ser equilibrado y satisfactorio para todas las partes. La solicitud de apoyo para la actividad turística deberá incluir reconocimientos, compensaciones y mejoras en los servicios de las otras partes.
 

-    La negociación, relaciones y acuerdos deberán ser ratificados y revisados periódicamente para que no pierdan su validez. Debe existir una disposición a seguir relacionándose.

Por tanto, deseamos “turistizar” a nuestros interlocutores y a sus servicios y prestaciones. Por el contrario, nosotros debemos “socializar” nuestra actividad turística para que tenga mayor cabida dentro de nuestro propio entorno, y más en momentos críticos.