domingo, 1 de diciembre de 2019

APORTACIÓN DE LA SEGURIDAD A LOS MOMENTOS CRITICOS DEL MEDIOAMBIENTE Y LA SOSTENIBILIDAD






Vivimos tiempos donde los problemas medioambientales y de sostenibilidad están a la orden del día. Escenarios cada vez más graves y preocupantes que hace difícil desatenderse de los mismos. Y claro está, la actual y futura actividad turística no es ajena a esta realidad. Garantizar la armonía y el equilibrio junto a otras actividades sociales y productivas; es y será una de los retos más decisivos a corto y medio plazo, para sus instituciones y sector empresarial.  
En este sentido, este clamor social y universal se va convirtiendo en un mantra y referencia desde el espacio local hasta el universal. Tendencia que irá obligando tanto a los países como a los mercados a revisar sus procedimientos y formas de desarrollo por la excepcional relación que ha de existir entre las comunidades, el medio ambiente y el sector del turismo. Por lo tanto, podemos hablar de un momento crítico, a la vez que cambiante y en permanente observación y análisis.  
En este momento, ¿tiene algún sentido seguir haciendo referencia a la seguridad estrictamente turística de los países y destinos, cuando se considera que ha de ocupar una posición menos urgente y preeminente? O, por el contrario, ¿la seguridad puede llegar a incidir en la causa y efectos del medioambiente y en la sostenibilidad de esos países?
Si profundizamos en el factor de la sostenibilidad en la actividad turística, cuesta extraer e identificar la seguridad en sus tres apartados; el económico, el medioambiental y el socio – cultural. Sin embargo, en este último y dentro de lo que podemos denominar el “mantenimiento de los equilibrios sociales”, podríamos incluir al factor de la seguridad de tipo social y sectorial.
Y es que la seguridad no es un objeto menor, ya que los riesgos ambientales y sociales están o pueden estarlo en los países – destinos; me refiero a impactos negativos que exigen de técnicas e iniciativas concretas de planificación y manejo de dichos momentos de crisis. 
Una seguridad que, si decae no sólo influye negativamente en dicho apartado, sino que por extensión incide en su factor económico y ambiental. Incidencia que se ve reflejada en la angustia de su ciudadanía, en el freno de la producción (turística), en el deterioro y baja utilización de los espacios y servicios existentes y, en una imagen - proyección que va decayendo, y donde se va imponiendo lo que denomino, “clima social negativo”.
Una (in)seguridad que, basada en unos desastres naturales y en la destrucción de sus atractivos y recursos, llega a alcanzar el apoyo y la solidaridad de la mayoría de los países y que, unida a la inseguridad generada premeditadamente por personas y dirigidas a las personas; hace que las ayudas y puesta en valor de servicios de seguridad integral sean más necesarios que nunca por una cuestión humanitaria y para poder restablecer la normalidad espacial, social y productiva.   
Si llegados a esta situación, se tiende a ningunear las necesidades de seguridad socio – sectorial; los países – destinos se verán abocados a sufrir carencias de difícil solución y recuperación. Por ello, y dentro de los objetivos de mejora, se debe superar la tentación de “involucrarse sólo superficialmente” en procesos de seguridad, por poder ser “más abruptos e impopulares” que el resto de los procesos de recuperación física y sociológica.
En definitiva, los países – destinos están sujetos a una serie de riesgos naturales y sociales con sus correspondientes impactos. No es posible que la actividad turística quede exenta de cualquier compromiso y responsabilidad ya que basa su producción en el uso estratégico de unos recursos y atractivos en buen estado. Cuando estos se ven deteriorados, el sector ha de hacer un esfuerzo suplementario sin esperar a que las instituciones realicen por si solas las mejoras necesarias. El no hacerlo, supondrá alargar los momentos de crisis e inestabilidad. Asimismo, y desde las instituciones, se ha de facilitar dicha implicación del sector en esos procesos de recuperación integral.