jueves, 9 de enero de 2014

Los hábitos de los destinos e intereses en materia de seguridad turística.



Los hábitos en materia de seguridad turística están formados por todo un conjunto de pautas, conscientes e inconscientes que, de manera habitual y cotidiana, se han ido asentando en nuestro día a día, pudiendo generar resultados tanto efectivos como inefectivos.
 Los hábitos que se perciben en esta materia tienen un alto componente de cimentación y de asentamiento, mucho más de lo que los propios responsables comprenden y admiten, lo que impide, en muchos casos, romper, alterar y mejorar la situación existente en esta materia.
Con ello se genera indecisión, impaciencia, temor, desajustes, ocultamiento, dudosa reputación, etc., lo que se va traduciendo en una inefectividad tangible que puede llegar a ser definida, en muchos casos, como “asumible” por parte de los diferentes responsables turísticos.
El superar esta situación para alcanzar la nueva cohesión en materia de seguridad turística, nos va a exigir que dispongamos de:
a)      Una capacidad de actuación e intervención que permita poner en marcha este nuevo proyecto vinculado a la seguridad de nuestros destinos y por extensión, a la seguridad de nuestros visitantes. Se estará definiendo el “como” se ha de plantear y desarrollar este nuevo servicio, necesario y decisivo para los intereses que se han de ver involucrados.
b)      Un conocimiento y un saber hacer que nos permita discernir claramente lo “qué  y el porqué” se ha de hacer para adquirir mayores dosis de mejora y competitividad.
c)       Finalmente, ha de estar presente el “querer”, la firme voluntad de superar amarras con unos hábitos que nos unen a nuestra realidad, pero que son necesarios revisar y renovar.
  Para que ello se lleve a efecto con la mayor precisión posible; hemos de saber escuchar y generar empatía entre diferentes y que están basadas en unas estructuras y realidades de seguridad (turística) preexistentes y sus respectivas particularidades.  

El proceso puede generar, de inicio, fricciones e incomprensiones pero, debe de estar motivado por objetivos y propósitos superiores y necesarios, subordinando y retocando la “actual realidad” a una “futura realidad” que percibimos como necesaria y decisiva para nuestro futuro como sector y como destino.
Destinos exitosos, tanto asentados como puntuales, hacen que la exigencia en materia de seguridad turística se vea incrementada paulatinamente, lo que obliga a tratar y revisar nuestros hábitos y costumbres.
Nuevos hábitos y costumbres de deben de generar nuevas relaciones, adquirir una (nueva) madurez y experiencia contrastada en el tiempo, lo que repercutirá positivamente, en la credibilidad y en la confianza dentro del destino y entre los mercados emisores.