domingo, 20 de diciembre de 2020
TURISMO - COVID; LA SOCIABILIDAD COMO BASE DE REACTIVACIÓN Y SEGURIDAD
jueves, 12 de noviembre de 2020
TURISMO – COVID 19; INCERTIDUMBRE Y NUEVOS ESCENARIOS
El temor y las dudas continúan estando presentes en nuestras vidas y en el desarrollo del sector turístico y de los servicios. Con el Covid 19, ambos apartados nos están deparando escenarios que hablan de un incierto futuro.
Ante esta tesitura, ¿es posible poder administrarlas con cierta pericia y racionalidad? Hasta la fecha, la operatividad institucional y turística han sido validadas y reconocidas, lo que nos ha permitido desarrollar unas relaciones y consumos más o menos desacomplejados.
Sin embargo, el coronavirus enturbia este escenario generando situaciones de enredo e inseguridad que obligan a revisar las políticas y procedimientos que probablemente, deban de ser reformuladas conforme a esta nueva realidad.
Un enredo que fuerza al turismo a moverse fuera de su trayectoria habitual y ante la cual, no dispone de herramientas e iniciativas adicionales. Eso se traduce en que se siga viviendo de lo heredado, donde los estrictos procesos de producción sigan acaparando la mayoría de las atenciones, dando lugar a que la angustia y temores continúen estando presentes.
Debido a ello, se ha ido imponiendo cierto ensimismamiento y una reiteración en la revisión de los procesos internos, cuando esta crisis nos aconseja dirigir la mirada hacia otros factores que ayudarán a mitigar sus efectos. En este punto, la inseguridad de tipo social de convierte en inseguridad turística, lo que obliga al sector a tener que realizar esfuerzos específicos para intentar recuperar su ansiada competitividad.
Esto ha posibilitado el que se consolide lo que denomino un “clima social negativo” donde muchas de las certezas, se están viendo reducidas y cuestionadas. Así, los alojamientos, bares, restaurantes y cafeterías, de ser percibidos como espacios lúdicos y de esparcimiento, han pasado a ser vistos como factores de riesgo sanitario y de seguridad. Además, los espacios de convivencia se ven oprimidos y con descensos en usos y relaciones. Es más, se nos aconseja que éstos se desarrollen en lugares más abiertos y menos concurridos de los habituales.
Ante tal reducción de alternativas y la mayor cautela con la que actuamos, se tiende a dirigir la mirada a otras zonas donde las requeridas recomendaciones se puedan realizar con mayor flexibilidad. Todo país y destino dispone de dichos espacios que ya son utilizados por muchos de sus ciudadanos por vínculos familiares, de proximidad, etc.
Situación que está permitiendo redescubrirlos, propuestos en su día como lugares de atracción pero que, han tenido un escaso reconocimiento si los comparamos con otros de mayor demanda. Lugares de referencia patrimonial, medioambiental, cultural, etc., que también pueden ser visitados por otros ciudadanos o turistas que, careciendo de los vínculos antes citados, puedan conocer unos destinos impensables que, estoy convencido les sorprenderá positivamente.
Por ello, convendría que las
estructuras turísticas nacionales, consideren hacer compatible “lo que se es
como sector e instituciones” con la posibilidad de desarrollar todo un conjunto
de nuevos procesos que fortalezcan armoniosamente su entramado y funciones. En
este caso, vinculados al factor territorial, pero unidos inexcusablemente a
otros que lo complementen y enriquezcan.
Como dije en otras ocasiones, vivimos con una “incomodidad que nos incomoda a todos” pero esta pandemia ha de representar la posibilidad de ampliar la visión y el brillo turístico, de ocio y de los servicios, porque nos obliga a orientar nuestra mente hacia “la identificación de otras situaciones, agentes y escenarios que muy posiblemente estén ahí”, superando en lo posible estas condiciones draconianas y los tics preexistentes.
Como responsables sociales y del sector, tenemos el desafío de gestionar esta incertidumbre lo que nos exige convivir y cultivarnos en su compañía e ir apostando por unos riesgos diría que calculados. En definitiva, los resquicios de tipo territorial que nos obliga a utilizar el coronavirus, han de ser vistos como una nueva oportunidad, que no la única, para la reactivación del sector, de sus relaciones sociales y seguridad.
En fin, que tenemos que tratar la seguridad, incluida esta pandemia, como una amenaza constante, tal y como lo hacemos con los incendios y otros tipos de catástrofes.
martes, 4 de agosto de 2020
TURISMO –COVID 19. EL VALOR DE LOS ESPACIOS DE PRODUCCIÓN Y CONVIVENCIA.
Poco a poco, parece que la
pandemia se va convirtiendo en parte de nuestras vidas. Por ahora y sin remedio
a la vista, nos toca ir asimilando esta nueva realidad que, nos exige modificar
e incorporar actitudes y comportamientos, hasta ahora, insospechados.
Desde la instalada nostalgia,
comenzamos a recordar aquellos espacios de vida social y de los servicios, donde
se coexistía con mayor o menor acierto. Eran lugares de encuentro, de
relaciones y formas de vida que nos hacían reconocibles, tanto a nivel interno
como externo. Lugares donde se daban cita ingredientes de tipo sociocultural,
el comercio, la hostelería y el turismo en general, ubicados todos ellos en
“espacios abiertos”, lo que fomentaba la interacción y el desarrollo de experiencias
de alto valor personal y social.
Con la llegada del Covid 19, estos
escenarios sufren un brusco desplome, y algo más preocupante; que su nueva
regulación y ordenación se convierte en bastante más complejo y difuso de lo
esperado. Ante la falta de respuestas y con cierta desazón, ciudadanía y sector
tienden a equiparar su realidad con la de otros sectores, donde los procesos y
zonas productivas están mucho más definidas y delimitadas.
En este sentido y si analizamos
la dotación de muchos de estos espacios, puede dar la sensación que cuentan con
la necesaria cobertura, pero siguen existiendo carencias, flecos y desajustes
que, antes del coronavirus eran “asumibles y manejables” pero con su llegada, han
quedado mayormente superados.
Admitamos pues que existe un
vacío, que pide la puesta en marcha de toda una batería de servicios
específicos y entrelazados, para que ambas esferas puedan desempeñar sus
relaciones y funciones con la precisión necesaria, teniendo en cuenta, los
condicionantes que nos genera el coronavirus.
Quizás esté llegando el momento
de una profunda adaptación de los servicios públicos existentes a la nueva
realidad social y terciaria. En este sentido, y teniendo en cuenta la
dispersión y atomización de los elementos que la conforman; parece aconsejable
que esos espacios comunes tiendan a ser gestionados en red y con la mayor
precisión posible, a la hora de definir el conjunto de los servicios que lo
integren.
Una mayor y estratégica
combinación de servicios de tipo social y productivo; es uno de los retos a los
que se han de enfrentar las instituciones para llegar a disponer de las
respuestas más acordes con este tipo de situaciones.
Y es que se debe de considerar
que las personas, como sujetos sociales además de productores y consumidores, demandan
“más y diferente”, si lo comparamos con otros sistemas. Unas personas que, sin
pretenderlo se han ido convirtiendo en barómetro de la realidad ya que su salud
y comportamientos se han vuelto reseña social, de actividad económica y de
imagen en el exterior.
Pensemos que está en juego algo
tan serio como la recuperación de las relaciones sociales y la producción
cultural y terciaria, lo que nos obliga a intervenir rotundamente para
“alcanzar mejorando” los nuevos niveles de convivencia.
El hacer compatible la salud de
las personas en un espacio determinado con la actividad social y turística, es
uno de los retos a alcanzar en estos tiempos de incertidumbre. No han de existir
escusas, ni seguir basándose en actitudes débiles y pretéritas. Si eso lleva
consigo una regulación más rigurosa y contundente, es algo que todos esperan.
Pero que la misma, no se convierta en equivalente a cierre y prohibición, sino
de nuevas reglas del juego que previamente se han de identificar, diseñar e
implantar.
viernes, 22 de mayo de 2020
TURISMO, EN MODO GESTIÓN DE CRISIS POR EL COVID 19
En el momento que estoy escribiendo este artículo, las autoridades sanitarias han considerado oportuno que se acceda a la denominada “Fase 1” lo que supone alcanzar una cierta apertura en el confinamiento y con ello, ir cumpliendo otra serie de recomendaciones, que vienen impuestas desde las diferentes instancias gubernamentales, para acceder paulatinamente a la deseada normalidad.
viernes, 8 de mayo de 2020
TURISMO Y COVID - 19; CIUDADANIA, SEGURIDAD Y CREDIBILIDAD.
martes, 3 de marzo de 2020
EL CORONAVIRUS; INCIDENCIA EN LA SEGURIDAD DE LOS DESTINOS (II)
Ha pasado una semana desde que colgué el articulo con este mismo título. Y he de admitir que la situación mundial del coronavirus está superando todos las expectativas y escenarios que me había formado sobre dicha epidemia a la que, quizás ya debemos de llamar pandemia.