De
forma expresa, y a través del conjunto de artículos colgados en este blog, he
intentado transmitir mis conocimientos y opiniones sobre la inseguridad,
basándome sobre todo en el comportamiento de los agentes, colectivos e
instituciones turísticos y colaterales. Y deseo continuar haciéndolo, ya que
determinadas formas de gestión pueden llegar a convertirse en contrarias y
hasta tóxicas para los objetivos que se declaran perseguir.
Esa
peligrosa y en muchos casos, “inconsciente toxicidad” parte de una violencia negativa e injusta con el sector, lo que genera que la mayoría de sus responsables:
·
Deseen escuchar solamente
opiniones positivas del destino.
· Utilicen reiteradamente
estudios y tácticas donde se reflejen “afirmaciones positivas sobre el sentir
general” y, a ser posible, sin que nadie les contradiga.
· Adopten una conducta que no expresa
claramente estar en desacuerdo con otras posibles vías de intervención, evidenciando
una actitud de resistencia y de ralentización
· Consideren que
se puede mantener la zona de confort y la fidelidad de los mercados con los
automatismos ya existentes.
·
Estén convencidos
de que los hechos violentos se han de ceñir a sus objetivos.
· Veneren la
seguridad integral pero sigan sin definir sus (nuevos) métodos y colaboradores externos.
· Por otro lado,
el espectro turístico no deja de ser corporativo, bastante endogámico y remiso
a relacionarse con otros agentes sociales.
·
Asimismo, existen
otros colectivos e instituciones que también dan muestras de corporativismo, de
endogamia y siguen siendo remisos a entenderse con el sector y a su alta dependencia
de la seguridad.
En definitiva y entre sus agentes:
ü Se va consolidando una percepción deformada entre
lo que se desea y la realidad integral del sector - país, lo que les causa
enormes frustraciones.
ü Se van habituando a todo un conjunto de actitudes
perjudiciales que les hacen recelar de casi todo, pero en el fondo, tienen una
gran necesidad de ser aceptados.
Para
que estas actitudes vayan siendo sustituidas por otras,y con ello, ir superando
los frenos y la “toxicidad establecida”, sería conveniente que:
Ø La búsqueda y consolidación de la auténtica
seguridad integral obligue a modificar los hábitos y las relaciones
establecidas.
Ø Se ha de evitar que la implicación por la
seguridad se convierta en un episodio incómodo y que pueda ser manejado por meras
“iniciativas de maquillaje” y de corto recorrido
Ø El escenario perverso que supone la inseguridad, ha
de ser combatido desde la objetividad porque se pretende alcanzar la mayor
credibilidad y virtud posibles entre la sociedad, los mercados y las personas –
turistas.
Ø En la ofensiva por la recuperación de la
seguridad ha de primar la armonía para que, las tesis que provienen de otras
esferas, estilos e intereses, posibiliten el engarce entre sociedad y sector. Desarrollo
de novedosas evaluaciones que superen la actual falta de consideración.
Ø Para doblegar la inercia negativa que soportan
muchos destinos es aconsejable templarse, dotarse de voluntad de dialogo y
rebatir y, así evitar prejuicios, ofensas y quejas.
Ø Templarse para no contribuir con más agresividad
a la agresividad que ya sufre la actividad por la violencia e inseguridad.
Ø Evitemos responder a los ataques e
incomprensiones, ni siquiera con ironía. Pero a la vez, se ha de ser capaz de exponer
y centrar la realidad y el contexto socio – turístico.
Ø Es aconsejable poner freno, no solamente a las
alertas que causan la inseguridad entre los mercados sino, a las propuestas y
argumentos de insuficiente valor y ética que frecuentemente se presentan desde
los destinos.
Ø En lo relativo a “lo que hay que decir y lo que
hay que callar”, es muy probable que todas las partes se pongan de acuerdo
pero, eso no les exime de tener que forjar hechos y argumentos mucho más sólidos
y convincentes.
En
definitiva, la violencia es tóxica y genera reacciones tóxicas entre los que se ven afectados por ella.
Pero a partir de ese principio, el menor grado de toxicidad en las actitudes e intervenciones del sector; garantizan un mayor nivel de credibilidad, algo fundamental en todo país – destino competitivo.
Es una apuesta necesaria para superar la violencia e inseguridad. La clave sigue estando en el país y destino, entre todos sus agentes, sociales y turísticos.
Pero a partir de ese principio, el menor grado de toxicidad en las actitudes e intervenciones del sector; garantizan un mayor nivel de credibilidad, algo fundamental en todo país – destino competitivo.
Es una apuesta necesaria para superar la violencia e inseguridad. La clave sigue estando en el país y destino, entre todos sus agentes, sociales y turísticos.
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