Realmente ha de existir un método
que permita a los destinos superar los efectos que la inseguridad y la
violencia les generan y les obliga a rizar y rizar su labor diaria. Un método
que les permite oxigenarse y dedicarse a desarrollar “procesos normales” y no
estar pendiente de esa espada de Damocles que supone convivir diariamente con una preocupante inestabilidad.
Para ello, propongo huir hacia nuestro
propio interior en busca de ese punto de inflexión en la que confluyan todos
los aspectos a tener en cuenta para superar dicho escenario de violencia real y/o percibida como destino e interés turístico. Y ese punto de
inflexión no es otro que la figura de la persona – turista.
Y esto puede parecer una
obviedad, algo básico e indiscutible en otros sectores productivos pero que, en
la actividad turística condicionada por la violencia, surgen las dudas y la
indefinición de todo un conjunto de procesos, lo que conlleva que el factor
persona- cliente – turista, se vea inmerso en un escenario farragoso e indefinido.
Y considero que para superar esos
efectos, no es necesario desarrollar sesudos métodos algebraicos sino que, y lo
reitero, debemos de enfocar nuestra labor
hacia los visitantes y turistas.
Somos expertos en ofrecerles ocio, recreación, entretenimiento, hedonismo pero,
no somos capaces de ofertarles, la seguridad que se supone tenemos la
obligación de hacerlo.
Observar y llegar a precisar las
necesidades reales de los turistas y visitantes en momentos de crisis, de
violencia e inseguridad; es algo fundamental para alcanzar el éxito a través
del desarrollo de futuras actividades y relaciones estratégicas.
En este sentido, le propongo que
haga el esfuerzo de relajarse y concentrase en esa persona - turista que, real
e hipotéticamente puede sufrir violencia e inseguridad en su país – destino. De
inmediato, se dará cuenta que el escenario se vuelve de los más complejo, pero
usted siga haciendo el esfuerzo de seguir mentalmente al lado de ese turista
afectado por un hecho violento. No lo deje, llévelo de la mano, las personas necesitamos
afecto y protección sobre todo en
momentos críticos. Vaya intentando atender las demandas y necesidades que van
surgiendo y de las que usted, como responsable y con intereses en el sector, ha
de ir facilitando su solución.
Como verá, si está familiarizado
con algún servicio concreto, el proceso se simplifica y se llega a solucionar.
Pero de inmediato, se dará cuenta que esa persona – turista necesita de otra
seria de servicios de los usted es posible que carezca de la influencia y de las referencias necesarias.
Evite la tentación de que “yo ya
he cumplido”, “esto ya no es de mi responsabilidad”. Siga con esa persona –
turista, y se dará cuenta que los servicios orientados hacia el ciudadano, puede
que no encajen ni sirvan para las necesidades de los turistas en momentos
críticos (en algunos casos, puede que los servicios no existan ni para los
propios ciudadanos)
Estas carencias detectadas se han
de convertir en la base del futuro método que se enfrentará a las diferentes
realidades de violencia e inseguridad sectorial. La implantación de dicho
método supondrá una mejora añadida a los servicios públicos existentes. Pensemos
que los turistas y visitantes regresarán a sus lugares de origen y las mejoras
permanecerán como un activo más de los países y su ciudadanía.
Cuando el método o sistema se haya consolidado piense
que se aportación, inicialmente intima y particular, ha sido fundamental para ayudar
a erradicar la violencia e inseguridad. Ello supondrá una mejora interna en los
servicios de su país con un reconocimiento
más sólido y notable en el exterior.
En definitiva, su fuero interno y su autoestima mejorarán sustancialmente, algo del todo necesario para los responsables de escenarios violentos y diabólicos.
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