De nuevo un ataque suicida ha
tenido como objetivo un destino turístico y la vida de sus turistas y
visitantes. Luxor uno de los destinos más emblemáticos de Egipto se ha visto
sacudido por una acción totalmente
deleznable.
Les hablo de Kuxor, pero este
hecho puede surgir en otros puntos de planeta. Desgraciadamente, la historia se
repite y parece que la actividad turística y los destinos en general, deben de
seguir mejorando su seguridad. En este sentido, estoy convencido que ya lo
están haciendo y que lo siguen intentando. Es más, en este caso de Luxor, la
vigilancia preventiva existente evitó males aún mayores.
La singularidad del hecho
turístico le convierte en uno de los objetivos fundamentales de los grupos
violentos y terroristas y de otro tipo de colectivos y delincuentes que, aun
con menor repercusión, también generan un poso negativo. La cadena de atentados
que se producen en muchos destinos, junto con un tipo de violencia más habitual
y doméstica así nos lo confirma.
Y es que la actividad turística también
tiene la particularidad de propagar rápidamente noticias negativas. Y ello se
da, porque el bienestar y salud de las personas fuera de su lugar de
residencia, es un aspecto tan sensible que cualquier alteración negativa de esa
situación, se convierte en un hecho noticioso de fuerte repercusión, sobre
todo, entre los países de procedencia o emisores.
A partir de este escenario, los reales y potenciales turistas, el
conjunto de intermediarios y los medios de comunicación, comienzan a imaginar e
indagar sobre la situación de los destinos afectados por dichas situaciones de
violencia. Esta situación se convierte en el mayor obstáculo para el destino y
las empresas e intereses allí asentadas.
Por lo tanto, el disponer de los mejores servicios - armas existentes en
materia de seguridad, de la mejor
estructura de gestión de riesgos naturales, el
tener planes preventivos y paliativos ante todo tipo de emergencias parece
que, en muchos casos, no es suficiente.
Junto a este reconocido conjunto
de servicios, la actividad turística y los turistas en momentos de crisis
necesitan y exigen:
- · Mayor relación entre diferentes. Servicios de seguridad interconectados.
- · Servicios de seguridad realmente orientados hacia el sector y hacia ellos.
- · Una comunicación transparente, creíble y generadora de confianza.
- · Y un manejo de las situaciones críticas elásticas y adaptables a la singularidad de los turistas y de los destinos.
Estamos hablando de novedosos
procesos de innovación basados en relaciones totalmente transversales con
fuerte incidencia en la creación de redes y clusters.
Y todo ello, asentado en el
tiempo y, por lo tanto que no sea fruto de la improvisación y de la inmediatez.
Pensemos que las crisis tienen ciclos de vida cada vez más cortos pero la
reiteración de las mismas, parece que va en aumento.
El reto sigue vigente, los turistas
y visitantes nos dan pistas y están orientando nuestro cometido de implantar y
mejorar la seguridad turística integral de nuestros destinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario