Que se analice y califique a los
destinos, cuando conviven con la inseguridad e inestabilidad, hace que se cree una
inquietud mal disimulada entre sus responsables.
Las opiniones de los grandes
prescriptores de viajes, desde los medios genéricos y específicos, las nuevas
centrales de opinión y comercialización hasta las recomendaciones oficiales de
los gobiernos; es algo que les afecta, aunque les cueste admitirlo.
En la mayoría de los casos, el
sector asume posturas de “acuerdo – contención” con la violencia e inseguridad con
tal de mantener el estatus y una posición privilegiada entre los mercados. Con
ello se intenta solapar, consciente y estratégicamente, hechos y realidades negativas
que pueden llegar a emborronar y obstaculizar el normal desarrollo de la
actividad.
Postura muy enraizada la de
solapar, hasta el punto de que una mera iniciativa tendente a investigar y verificar
la incidencia de la seguridad en los destinos puede ser percibida como una
“actividad contraproducente” y, por lo tanto, no ser tenida en cuenta. Es más, en
bastantes ocasiones, el profundizar en la seguridad por cierto, elemento clave
para el propio sector; no sólo no doblega a los que la rehúyen, sino que les
convencen de que hay que seguir evitándola.
Otros ejemplos, como la
organización de discretas reuniones, congresos, seminarios y cursos específicos,
no llegan a convencer a los escépticos sino que, en muchos casos, estos ven
reforzadas sus tesis de seguir evitando los foros e intervenciones de esta
naturaleza. En definitiva, no les interesa que se hable de lo que “no
interesa”, y con ello evitan que surjan marcos de opinión sobre temas
espinosos.
La aparición de este escudo
protector y lleno de suspicacias en el sector, se debe a que durante mucho
tiempo, se ha visto indefenso ante la manipulación, ante los castigos injustos
y desproporcionados que no le correspondían, ante las tácticas de la
competencia y todo ello adobado, con una escasa capacidad de interlocución
interna. Pero por eso mismo, considero que han de ir combinando esta actitud
defensiva, con la asunción de nuevas funciones.
Llegados a este punto. ¿Cómo convencer al sector público – privado de
una mayor implicación en seguridad siendo conscientes, como son, que la
seguridad es factor fundamental de su actual y futura competitividad? ¿Cómo convencer…?
…Cuando ellos conocen mejor que
nadie sus propias fisuras en esta materia
…Cuando la gran cantidad de
energías y fondos que se dedican la imagen del destino, no llegan a convencer
del todo a los mercados emisores y turistas
…De la necesidad de “introducir
otras formas y contenidos” cuando los gestores turísticos, son auténticos
expertos en la filigrana de la comunicación.
…Que llegar a la súplica en la
negociación con los mercados no es sino una expresión gráfica de las carencias
(de seguridad) existentes en los destinos que representan
…Que en dichas negociaciones los
interlocutores de los mercados exigen sin exigir “nuevos escenarios” y más garantías
(de seguridad)
…Que han de presentarse en dichas
negociaciones con sólidos argumentos turísticos y de servicios ajenos al sector
…Que solapar cierta información
no sirva para mucho cuando probablemente el interlocutor dispone de una información
más amplia y detallada sobre la realidad social y de seguridad del propio país
– destino
Ante este escenario, considero que los que estamos en esta trinchera
del binomio “turismo y seguridad” también debemos de realizar nuevos esfuerzos
orientados a intentar convencer a los que no lo están. Pero no solamente para que
reconozcan que se deben de implicar más y de diferente forma, sino para que
realmente se impliquen.
Para ello deberemos de usar diferentes
enfoques, dando a conocer los motivos y rebatirlos para ampliar la implicación
del sector pero desde los sentimientos, colocando la fría lógica en un segundo
plano. Debemos dotarnos de gran empatía y sensibilidad, debemos darles la
palabra y mucho tiempo para que se explayen, conectarnos emocionalmente y
abordar los escenarios y puntos más sensibles cuando la confianza sea franca y
notable.
En definitiva, todos seguimos
teniendo pendiente el reto de una mayor implicación en el binomio seguridad y
turismo. Una argumentación que persuada desde el más profundo conocimiento de la situación, ayudará a que todos aportemos algo más desde nuestros
diferentes puntos de vista.
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