La violencia e inseguridad, real y/o percibida, no
solamente influye en el día a día de los turistas y los destinos, sino que va
dejando a su paso un reguero de dudas a los que se debe de hacer frente. Dudas,
riesgos, incertidumbres que pueden tener un marcado carácter turístico y/o colateral, y que
nos hacen pensar en los peligros que podemos o no encontrarnos en nuestros desplazamientos y destinos
vacacionales.
Riesgos, dudas o peligros potenciales que pueden ser
debidos a experiencias negativas antes, durante y después de un viaje turístico
que, una vez generados, raras veces son reducidos por sus creadores, ya que son
conscientes que pueden manejar e influir en los mecanismos productivos (turísticos),
en los atractivos que conforman los destinos y en la mente y voluntad de los
turistas y viajeros.
Con la llegada de internet, el turismo internacional se
hace más visible, sugerente y atractivo pero indefectiblemente, se generan
nuevas amenazas que todavía no están siendo tenidas en cuenta. Esto no
significa que no se pueda llegar controlar la violencia, inseguridad, los
riesgos y la incertidumbre, sino que sus consecuencias negativas suponen una
llamada de atención a los que solamente percibieron en las nuevas tecnologías, meras
ventajas para el desarrollo y producción de la actividad.
Dentro de las ventajas,
podemos incluir factores que pueden llegar a garantizar nuestra seguridad y
estabilidad, pero a la vez, están contribuyendo a “acercarnos” los riesgos y peligros unidos al sector, lo que exige se pongan en marcha diversas
herramientas de información, prevención, etc.
Por todo ello, las nuevas tecnologías han posibilitado que
la violencia e inseguridad se hayan convertido en un acto narrativo que está muy
presente en nuestras vidas, como consumidores y responsables sectoriales que, por
lo general tiende e paralizar las demandas y los destinos. Parálisis reflejada
entre quienes, percibiendo la dimensión de la violencia, inseguridad y del
peligro existente; consideran que “no hay nada que hacer” para cambiar el
escenario, lo que conlleva el desvío de atención hacia otros productos y una
solicitud de ayuda desde los destinos, siempre a remolque de los
acontecimientos. Por lo tanto, la escenificación de la violencia e inseguridad
no sólo es servible por los que la generan, sino que también lo es para esos
intereses que hacen de la inseguridad, de los riesgos y de las dudas su razón
de ser.
Entre esos muchos intereses existentes, deseo citar los
seguros de viajes. Cada vez en mayor medida, los turistas potenciales y reales,
ante cualquier escenario de duda y riesgo, acuden a las compañías de seguros en
busca de consejo, llegando a un acuerdo cuando haya un punto de confianza y
fiabilidad entre el turista y la compañía.
Con la contratación de ese seguro de viaje y su
desembolso correspondiente, el turista se dota de un “cierto grado de
tranquilidad” porque mentalmente el seguro le está permitiendo reducir sus
inquietudes e inestabilidad ante hipotéticos peligros futuros.
Por lo tanto, el seguro de viajes se convierte en un
soporte que permite al turista idear o percibir un destino turístico de manera
más positiva cuando, todavía nada se ha concretado.
En definitiva, ante un escenario turístico inestable y
hostil, el seguro de viajes nos otorga una “estabilidad emocional” que permite
adentrarnos en un destino o viaje que, en principio nos generaba inquietudes.
Parece que el seguro nos ha despejado el camino y nos facilita la opción de
desplazarnos y elegir un destino hasta hace poco inseguro.
Si por el contrario, y antes de la contratación, el
peligro se hace tangible, existe y es medible, el seguro de viaje no llega a
producirse y por lo tanto, no hay proceso de contratación alguno. Y es que en los intereses de las compañías, ha
de existir en los destinos un riesgo virtual y a futuro que genere las dosis
justas de incertidumbre e inseguridad para que se produzca dicha contratación.
Llegados a la hora de promocionar sus servicios, las
compañías se basan en unos servicios modernos y funcionales que son ofertados a
una clientela en momentos en que ciertos productos, destinos e intereses
turísticos generan las dudas e incertidumbres antes señaladas.
¿Se preocupan de igual modo de los destinos, productos,
servicios y experiencias? ¿Qué más factores de promoción – proyección utilizan
las compañías de seguros para captar a sus clientes – turistas? Lo veremos en
la segunda parte. Saludos.
PD: En esta primera parte he intentado mostrar la relación que existe
entre los seguros de viajes y los turistas cuando aparecen escenarios y
destinos inseguros.
En la segunda parte, deseo exponer la relación existente entre esos
seguros de viajes y los destinos e intereses turísticos