viernes, 8 de mayo de 2020

TURISMO Y COVID - 19; CIUDADANIA, SEGURIDAD Y CREDIBILIDAD.

La actividad turística está atravesando uno de los momentos más complicados de su historia. En esta crisis, ha sido uno de los primeros sectores en tener que bajar la persiana y, según todos los indicios, será uno a los últimos en recuperar la normalidad. Estamos pues, en una situación única que le obliga a alterar su modus operandi. Además, es tan singular la dispersión de sus agentes e intereses que, las decisiones que se van tomando parten de un escenario que podríamos denominar de impreciso.    
Así vemos que, de una actitud dubitativa, donde la crisis todavía no mostraba su verdadera dimensión; se ha pasado a un escenario más resolutivo con la puesta marcha de medidas adicionales. El ejemplo lo tenemos en la celeridad con que las empresas han ido incorporando ciertos servicios higiénico – sanitarios, con la aparición de “distintivos NO covid”, el desarrollo de campañas especiales dirigidas a levantar el ánimo, la búsqueda de apoyos financieros y al empleo, la tramitación y gestión de la crisis, etc., etc.
Paralelamente, y desde las instituciones se van desarrollando políticas activas y de contención, borradores sobre nuevos procesos de calidad, se ha ampliado la búsqueda de ayudas y fondos especiales, se están haciendo importantes esfuerzos para garantizar los viajes y la movilidad, además de verse incrementadas las relaciones transversales ente agentes nacionales e internacionales.
Pero parece que todas estas iniciativas no consiguen frenar la sensación de angustia que el coronavirus ha generado entre nuestros agentes. Y es que estamos hablando de un momento enmarañado donde la reactivación económica y social se ve como algo lejano y costoso.  
En este sentido sería aconsejable recordar que, junto a la estructura empresarial, existen países, espacios públicos y destinos que siguen siendo pieza fundamental en toda producción turística. Y estos espacios públicos también han de ajustarse a la nueva normalidad. Si no lo hacen, su maquinaria empresarial seguirá resintiéndose, aunque estén realizando ímprobos esfuerzos de adaptación.
En el otro lado de la balanza, se encuentra el ciudadano europeo al que le han dotado de un “chip” basado en la salud y el coronavirus, hecho totalmente trascendental, y que nos obliga a revisar nuestras pautas de comportamiento como sector.
Se trata de un “nuevo” ciudadano que, al convivir con ciertos lances se ha vuelto más cauto, previsor y garantista y que, es muy probable que “exija sin exigir” más servicios de los contratados y no solamente los vinculados a la salud.  Lo que no desea bajo ningún concepto, es que las limitaciones espaciales y de ocio que se ve obligado a tolerar en su entorno, se repitan en su destino vacacional.  
Por ello, está sugiriendo que se le dote de una seguridad supranacional, integral e integradora. Una seguridad que, sin perder su consabido carácter social, llegue a formar parte de los servicios en destino.
Y es que, para ir adquiriendo una nueva competitividad, habrá que incorporar procesos  “escasamente convencionales” para que formen parte de nuestro quehacer diario. Competitividad que tome como referencia las personas y una nueva ética turística. Con ello, se han de ir superando actitudes predecibles, argumentos escasamente convincentes e iniciativas de maquillaje que, en nada benefician a una credibilidad que decimos perseguir.  
En definitiva, creo que es momento de que gobiernos y organismos internacionales adquieran un rol mucho más concluyente en turismo y su seguridad. El fortalecimiento de la vertebración nacional y europea a través del sector turístico es uno de los retos que nadie puede obviar.
No creo que sea necesario recordar que, se trata de un sector muy sensible que nos hace vulnerables ante cualquier alteración de signo negativo. Lo estamos sufriendo. Pues eso…

4 comentarios:

Lic. Jacob Campos Gutiérrez dijo...

No hay duda que la afectación por el COVID-19 a afectado y seguirá afectado con mayor fuerza al sector turismo. Sin embargo habrá que buscar la manera en conjunto, empresarios, gobiernos locales, cámaras de turismo y los gobiernos nacionales en realizar acciones conjuntas, no solo para garantizar la seguridad sanitaria de los posibles futuros clientes, sino para insentivar la reactivación de la industria devolviendo la confianza al ciudadano de hospedarse, usar servicios y de viajar. Me gustaría saber que opinas de los certificados de COVID FREE que están empezando a instaurar algunos países. ¿Será que devolverá la confianza a los usuarios?

Moderador dijo...

Hola Jacob. La actividad bturistica debe de reforzar su representatividad sectorial e institucional. Si no, seguiremos dando una sensación de improvisación y yendo a remolque en este caso del coronavirus. Los certificados presentados en muy escaso de tiempo, es un claro ejemplo de que las situaciones extremas nos superan. Certificados interesantes, pero por favor que se presenten en situaciones de normalidad, no cuando el mal ya nos ha superado y nos aprieta. Saludos

Lic. Jacob Campos Gutiérrez dijo...

Sí claro. Sin duda un intento desesperado de seguir caminando en un momento de inseguridad e incertidumbre.

Moderador dijo...

Jacob, es muy difícil alterar lo establecido. Los agentes turísticos tenemos dificultades para admitir que sería aconsejable reforzar nuestra estructura y relaciones por seguridad en momentos de normalidad y bonanza. Ya que ante cualquier imprevisto, nos vemos superados y sin defensas. Saludos