martes, 28 de junio de 2011

La reacción ante la agresión de las jóvenes de Fuengirola

La muerte y brutal agresión a dos jóvenes turistas en Fuengirola (Málaga, España) es un hecho irreversible, impredecible y desagradable que, como en otros muchos casos expuestos en este blog, se va a derivar en una incidencia negativa para el sector turístico malagueño y, por extensión, español.

Analizándolo fríamente podemos afirmar que desde el punto de vista policial se ha detenido al asesino inmediatamente. Por lo tanto ningún pero a la acción policial, que se puede extender a la acción posterior de la justicia española.

Sin embargo, desde el punto de vista de los intereses turísticos malagueños y españoles, esto no es suficiente, ya que a partir de ahora va a existir una mancha durante mucho tiempo, y más en el mercado emisor sueco, lugar de procedencia de las dos jóvenes.

Se trata de un hecho aberrante desde el punto de vista humano, que requiere de una mayor implicación cuantitativa y cualitativa del sector turístico para enmendar sus consecuencias. Los agentes públicos y privados deben asumir nuevos compromisos y para ello deben identificar nuevos colaboradores, asumir nuevos cometidos y establecer relaciones transversales que ayuden a afrontar con mayor prestancia estos momentos críticos.

La utilización de técnicas y soportes de los destinos turísticos normalizados, no garantizan la salida más adecuada en estos momentos críticos. La estrategia de trasladar mensajes de “aquí no pasa nada” o de “es un hecho puntual”, tampoco. Justificarse excesivamente no hace sino confirmar la existencia de un hecho lamentable.

Volvemos a la necesidad de desarrollar procesos no convencionales por parte de los responsables turísticos locales, autonómicos y nacionales. El sector turístico es el petróleo de España, y como tal, necesita de un tratamiento personificado en muchas facetas, entre ellas, las de la seguridad de sus clientes o turistas.

martes, 7 de junio de 2011

Túnez y su recuperación turística

La revuelta social y política de Túnez a principios de este año sigue teniendo una incidencia directa sobre el desarrollo turístico del país, cuyos procesos de producción y servicios turísticos siguen siendo los mismos, salvo en pequeños matices. Hasta esa fecha funcionaban y eran más o menos competitivos, pero a partir de ese momento han dejado de funcionar, porque los turistas ya no llegan al país por motivos ajenos al sector, pero decisivos para su suerte.

¿Qué falló? ¿El sector turístico? Posiblemente no. Aunque el sector y sus procesos son mejorables en todos los destinos internacionales, incluido Túnez, hemos de recapacitar y ser conscientes de que los motivos de la no competitividad del sector surgen por el cambio en el clima social del país y por extensión, en el destino turístico tunecino. Este cambio social es percibido desde los mercados emisores como una notable alteración del destino que le hace perder credibilidad a los ojos de los potenciales turistas y visitantes.

Intentar mejorar procesos estrictamente técnicos, como los de calidad, desarrollo de recursos humanos, formación o puesta en marcha de campañas de marketing urgentes e imaginativas, serán decisivas para alcanzar mayores cotas de competitividad siempre y cuando, a los mismos se les sumen procesos “no convencionales” en la gestión del día a día, con el objetivo de superar la situación de impotencia generalizada.

Una mayor capacidad de interlocución de los intereses turísticos dentro del propio Gobierno de Túnez, permitiría disponer al sector de nuevos argumentos, soportes y herramientas con los cuales poner en marcha esos procesos “no convencionales”. De este modo se podrían manejar situaciones límite y de crisis con mayor prestancia y naturalidad, evitando con ello las situaciones de vulnerabilidad e indefensión que les está tocando vivir y soportar.

lunes, 6 de junio de 2011

Los turistas como correa de transmisión de los destinos turísticos

Las personas se convierten en turistas cuando llegan a un destino y comienzan a consumir y experimentar productos y servicios. Una vez de regreso a sus lugares habituales de residencia, transmiten a sus allegados las vivencias y los nuevos conocimientos adquiridos durante el viaje, así como sus principales actos de consumo. Por lo tanto se convierten en una correa de transmisión de todo lo positivo, negativo o neutro que han experimentado.

Todo responsable turístico debe interiorizar que un turista satisfecho se convierte en embajador y prescriptor del destino turístico. La divulgación de una realidad turística positiva por parte de los turistas es una herramienta que aporta mayor credibilidad que otras fórmulas de promoción y comunicación existentes. Por el contrario, cuando el turista divulga una realidad turística negativa el destino pierde credibilidad y queda en entredicho.

En principio todos los agentes turísticos junto con los medios de comunicación, las instituciones públicas y los propios viajeros consideran que la seguridad de los turistas debe primar ante cualquier otro objetivo sectorial. Olvidar esta premisa hace que los destinos turísticos puedan ser vistos como excesivamente apegados a resultados materiales y económicos. Por tanto, los agentes responsables deben responsabilizarse tanto de los productos turísticos pactados, como de los servicios de protección, auxilio y humanitarios necesarios y adicionales para desarrollar la vivencia con todas las garantías.

Se debe tener en cuenta que en muchas ocasiones, la inseguridad turística no surge del propio sector, pero va a ser este el que vea afectada su productividad y credibilidad. Es más, existe una violencia dirigida premeditadamente hacia los turistas, porque sus autores saben que la divulgación de sus fechorías va a resultar mucho más amplia si las víctimas son ciudadanos extranjeros en lugar de nacionales.

Todo esto exige a los agentes y responsables turísticos asumir servicios adicionales, algunos en materia de seguridad turística, para seguir siendo competitivos. No hacerlo pondrá en marcha una correa de transmisión de signo negativo que en nada nos beneficia, ya que nuestra reputación e imagen externa se verá degradada por este tipo de situaciones. Es nuestra responsabilidad como agentes turísticos buscar las soluciones más idóneas y garantizar al turista las vivencias más satisfactorias.