Todo responsable turístico debe interiorizar que un turista satisfecho se convierte en embajador y prescriptor del destino turístico. La divulgación de una realidad turística positiva por parte de los turistas es una herramienta que aporta mayor credibilidad que otras fórmulas de promoción y comunicación existentes. Por el contrario, cuando el turista divulga una realidad turística negativa el destino pierde credibilidad y queda en entredicho.
En principio todos los agentes turísticos junto con los medios de comunicación, las instituciones públicas y los propios viajeros consideran que la seguridad de los turistas debe primar ante cualquier otro objetivo sectorial. Olvidar esta premisa hace que los destinos turísticos puedan ser vistos como excesivamente apegados a resultados materiales y económicos. Por tanto, los agentes responsables deben responsabilizarse tanto de los productos turísticos pactados, como de los servicios de protección, auxilio y humanitarios necesarios y adicionales para desarrollar la vivencia con todas las garantías.
Se debe tener en cuenta que en muchas ocasiones, la inseguridad turística no surge del propio sector, pero va a ser este el que vea afectada su productividad y credibilidad. Es más, existe una violencia dirigida premeditadamente hacia los turistas, porque sus autores saben que la divulgación de sus fechorías va a resultar mucho más amplia si las víctimas son ciudadanos extranjeros en lugar de nacionales.
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