sábado, 16 de octubre de 2021

LA SEGURIDAD TURÍSTICA; TICs, ALGORITMOS, BIG DATA...



Nadie pone en duda que nuestras instituciones turísticas y de seguridad ven mejorados sus procesos cuando cuentan con el apoyo y utilización de las nuevas tecnologías, algoritmos, big data, etc. Y es que, como la mayoría de sectores, la seguridad en el turismo se ve forzado a relacionarse con subsectores tan diversos como los que conforman la seguridad general de los países más, otros de diferente naturaleza.

En ese sentido, sería conveniente informar que, el turismo y su seguridad parten de una no – relación y de un notable descreimiento porque, la distribución de responsabilidades socio políticas son difíciles de alterar, con un claro perjuicio para el sector turístico. Y en este punto, permítanme hacer un inciso; me resisto a pensar que esa no - relación y descreimiento se deban a desavenencias con el sector, sino que más bien se ha ido asentado una concepción secundaria sobre su certidumbre y desarrollo.

Partimos pues, de unas relaciones complejas, de una capacidad de interlocución - no interlocución y de un momento bastante enmarañado. Y en este escenario, sería aconsejable que las políticas genuinamente turísticas y de seguridad partieran de sus propias entrañas, de sus promotores más interesados.

Como interesados e implicados en la materia, pensemos que las TICs y los algoritmos nos permiten alcanzar metas turísticas y de seguridad preestablecidas, pero que no sean solamente ellos quienes deban decidir y determinar cuáles han de ser esas metas. Por lo tanto, evitemos la tentación descargar sobre sus espaldas la responsabilidad inicial de nuestra seguridad.

Y es que, implantar una novedosa política de seguridad turística exige poner en marcha procedimientos de aprendizaje colectivo para llegar a acuerdos entre diferentes, donde su gobernanza, ha de ser capaz de disponer de la unidad necesaria respetando al mismo tiempo la diversidad institucional de sus miembros, con un claro objetivo; el ir superando ciertos vetos, la división de tareas preexistentes y la dificultad para participar que todo ello conlleva.

Me refiero a miembros e instituciones que desempeñan sus funciones con total pericia, pero se tienen problemas para implicarlos en la requerida seguridad turística. De ahí, el objetivo inicial de superar “la incompatibilidad” entre la seguridad establecida y la seguridad turística añadida y necesaria.

Y es que, hemos de ser conscientes que la seguridad existente está pensada para resolver situaciones aisladas y perfectamente definidas, pero que se ven superadas cuando la inseguridad se vuelve enrevesada como es el caso de la seguridad en el sector. Es lo que tiene ser un país que, sin dejar de serlo, también es un destino turístico.

Teniendo en cuenta estos y otros factores y escenarios, es probable que inicialmente las TICs, big datas, algoritmos, etc., carezcan de los formatos requeridos, pero hemos de ser conscientes que, con su participación, se pueden mejorar los sistemas y tiempos de todo proyecto de seguridad. Desde una mutua confianza, se irían definiendo los participantes estratégicos, las mediciones avanzadas, los manejos de flujos y localizaciones y las diferentes formas de intervención sobre la inseguridad en destinos, sector y turistas. Hecho que obligaría a disponer urgente y estratégicamente de auténticos “intérpretes e intermediarios” entre ambas esferas. 

Se trataría pues, de acceder a mejoras que incidirán directamente en la calidad de vida de los países - destinos, y así poder trabajar con las mínimas taras posibles.    

En definitiva, somos uno de los sectores que mejor se ha adaptado a las nuevas tecnologías en su faceta de producto, comunicación, proyección, comercialización, imagen, etc. Pero para que el sector sea más competitivo, parece que los nuevos protocolos de seguridad han de estar cada vez más presentes. Cuestión de credibilidad, algo que reclama permanentemente nuestra atención.  

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