jueves, 8 de julio de 2021
VUELVE EL TURISMO. LOS PROFESIONALES Y LA COMUNICACIÓN COMO ELEMENTOS DE NORMALIDAD.
En tiempos de crisis, el sector tiende a pensar que la proyección de sus
empresas y destinos se convierte en una estrategia de dudosa utilidad ya que, al
convivir con incertidumbres e inestabilidades de tipo emocional, todos se
sienten afectados por unas noticias y escenarios de sesgo negativo y totalmente
incompatibles con sus objetivos. Además, se ha de hacer constar que, la
divulgación turística se convierte en un elemento decisivo para su suerte,
porque su función primordial consiste en “aproximar y suplir” algo tan
intransportable como todo un país junto con sus productos y servicios. En estas
estamos, aunque parece que se va vislumbrando un futuro más satisfactorio. Las
cifras y las vacunas así lo atestiguan. Ello da pie a pensar que la “vuelta a la
normalidad”, está más cerca que lejos, por lo que se irán recuperando ciertas
actitudes y labores que habían llegado a perder su impronta. Dentro de todas
ellas, deseo centrarme en las más palpables y vistosas, las relativas a la
promoción, comercialización, marketing, etc., elementos que han tenido y tendrán
como soporte unas herramientas cada vez más modernas y sofisticadas. Y es que
tengo la sensación que se vuelve a una comunicación sin complejos, como
expresión gráfica de que el turismo y la hostelería, ahora sí, se atreven a
mostrar sus propiedades. Desean hacerse notar con nuevos bríos, hasta de manera
impetuosa y con prisas, con ganas de recuperar el tiempo perdido, de informar
que se continúa en la brecha, que no han desaparecido, que no se han olvidado de
sus ciudadanos, visitantes y turistas, ya que siguen formando parte de sus
vidas. Que están dispuestos a seguir tirando de orgullo y compromiso, de lo que
son y representan, lo que posibilitará que su rigor y voluntad de servicio
vuelvan a ser reconocidos. Por lo tanto, estamos hablando de una comunicación -
proyección muy singular, donde pese y por las nuevas tecnologías, el componente
humano sigue teniendo un papel fundamental y en algunos casos insustituible.
Personas que se han batido el cobre, que han sufrido, que se han visto
marginadas y superadas, que sus ofertas de ocio y entretenimiento no han sido
debidamente consideradas, que han adecentado y actualizado sus estructuras y
equipamientos, pero que, en definitiva, no han podido acceder como deseaban a
sus clientes y mercados, ni han podido transmitir las bondades de sus empresas y
entornos. Son personas que se representan a sí mismas, a sus intereses público –
privados y que son percibidas como primeras y muchas veces únicas referencias de
todo un país y destino. Esos profesionales desean y lo reitero, estallar a voz
en grito y desatarse de las ligaduras que supone la pandemia, para poder volver
a transmitir las bondades en este caso de Euskadi, sus territorios, comarcas y
municipios con sus respectivos productos y servicios. En ese cometido, todos
utilizarán sus mejores galas para que, sus establecimientos y atractivos vuelvan
a ser creíbles y apreciados. Pero seamos conscientes que, Euskadi y su sector
han sufrido una fuerte mutación social y de percepción por lo que se han de
manejar de manera muy especial, tanto en los procesos internos como en el trato
a los clientes. Considero que van a llegar “momentos de algarabía”, donde van a
primar los eslóganes y las iniciativas basadas en las emociones. Pero que los
mismos no sepulten y dejen fuera del foco asuntos propios del back office
público - privado. Por todo ello, sería aconsejable que no se perdiera la
cordura ya que la comunicación que llega, necesita dotarse de unos contenidos y
procesos más complejos y no tan visibles, pero no por ello inexistentes.
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