domingo, 18 de julio de 2021

COVID Y SEGURIDAD; UNA GOBERNANZA CON PASADO CERCANO Y FUTURO INMEDIATO.

Nadie pone en duda que esta pandemia ha sido el elemento generador de una inquietud e inestabilidad que ha afectado al conjunto de los intereses socio económicos, en especial al sector turístico, donde se ha ido forjando una sensación de impotencia que, con el paso del tiempo, se ha convertido en algo peligrosamente cotidiano. Sin embargo, es probable que, en estos primeros movimientos post covid todos, turistas, visitantes, mercados y destinos, tiendan a olvidar los malos momentos y a repetir actitudes pretéritas como “señal inequívoca de recuperación” y porque “nadie desea que se le amargue de nuevo la fiesta”.Paralelamente, es muy factible que vayan surgiendo variables,previsibles e imprevisibles,debido a las nuevas exigencias y formas de comportamiento. Por lo tanto, se persigue dar solución, tanto a las demandas pre covid como a un futuro que se presenta incierto, abierto y más vigilante y riguroso. Por ello, es lógico pensar que, sin una fórmula, hecho o voluntad relevante; las ayudas económicas extraordinarias que están a punto de llegar pueden que no sean suficientes, si no van acompañadas de profundas medidas de carácter estructural. Y es que la pandemia, nos sigue enviando mensajes. En este sentido, y antes de su llegada, pocos fueron los que se percataron que desplazarse y disfrutar de experiencias ocio - turísticas tuviera tan alta dimensión política. Situación que invita a revisar el actual y futuro protagonismo institucional y su correspondiente gobernanza. Por ello, no estaría de más que el sector aumentara su poder de persuasión ante el resto de agentes públicos y privados que, probablemente tengan serias dificultades para implicarse en esta iniciativa. Y es que se parte de situaciones de gran arraigo, donde subsiste un reparto de atribuciones y cometidos que, pese a los ímprobos esfuerzos, no han funcionado en la actividad turística como todos hubiesen deseado. E n este sentido, conviene recordar que en este contexto subyace una visible, a la vez que solapada, discrepancia con un sector que sigue siendo clave, y al que una más equilibrada distribución de poder e influencia socio – política facilitaría esa labor de persuasión que, daría paso a una nueva gobernanza. Ello podría traducirse en que la transversalidad propia del sector se viera acompañada de otras líneas y políticas, también transversales, basadas en una mayor especificidad de recursos y responsabilidades. Gobernanza y especificidad donde factores como la sostenibilidad, la inteligencia artificial, la seguridad integral, etc., etc., tengan un acomodo y configuración lo más ajustados posible a la realidad sectorial, para evitar que mediaciones externas, todas ellas voluntariosas y en muchos casos imprevistas y desacopladas, puedan seguir condicionando la gestión del sector, tanto en momentos de “normalidad” como en momentos de crisis. Y es que no podemos dejar de lado una máxima irrebatible; la de unos turistas que tendrán cada vez más presente la relación entre lo que les ofrecen los destinos y empresas y su salud y seguridad sistémica, lo que exige la puesta en marcha de una novedosa labor de maridaje. Hablamos de países, regiones y ciudades y el papel de todos ellos como destinos, realidades que se intercalan pudiendo llegar a generar confusión e indefinición de funciones. En definitiva, y en un momento donde prima una urgencia diría que delicada, sería aconsejable que los gobiernos aprovecharan la visibilidad que la pandemia ha otorgado al sector, para reforzar sus organizaciones y, con ello, facilitar el manejo de los nuevos tempos y contenidos. Se trataría pues de una reubicación entre el pasado reciente y un futuro inmediato, lo que significa disponer de las dosis adecuadas de empatía ante los mercados y el conjunto de los (nuevos) interlocutores.

jueves, 8 de julio de 2021

VUELVE EL TURISMO. LOS PROFESIONALES Y LA COMUNICACIÓN COMO ELEMENTOS DE NORMALIDAD.

En tiempos de crisis, el sector tiende a pensar que la proyección de sus empresas y destinos se convierte en una estrategia de dudosa utilidad ya que, al convivir con incertidumbres e inestabilidades de tipo emocional, todos se sienten afectados por unas noticias y escenarios de sesgo negativo y totalmente incompatibles con sus objetivos. Además, se ha de hacer constar que, la divulgación turística se convierte en un elemento decisivo para su suerte, porque su función primordial consiste en “aproximar y suplir” algo tan intransportable como todo un país junto con sus productos y servicios. En estas estamos, aunque parece que se va vislumbrando un futuro más satisfactorio. Las cifras y las vacunas así lo atestiguan. Ello da pie a pensar que la “vuelta a la normalidad”, está más cerca que lejos, por lo que se irán recuperando ciertas actitudes y labores que habían llegado a perder su impronta. Dentro de todas ellas, deseo centrarme en las más palpables y vistosas, las relativas a la promoción, comercialización, marketing, etc., elementos que han tenido y tendrán como soporte unas herramientas cada vez más modernas y sofisticadas. Y es que tengo la sensación que se vuelve a una comunicación sin complejos, como expresión gráfica de que el turismo y la hostelería, ahora sí, se atreven a mostrar sus propiedades. Desean hacerse notar con nuevos bríos, hasta de manera impetuosa y con prisas, con ganas de recuperar el tiempo perdido, de informar que se continúa en la brecha, que no han desaparecido, que no se han olvidado de sus ciudadanos, visitantes y turistas, ya que siguen formando parte de sus vidas. Que están dispuestos a seguir tirando de orgullo y compromiso, de lo que son y representan, lo que posibilitará que su rigor y voluntad de servicio vuelvan a ser reconocidos. Por lo tanto, estamos hablando de una comunicación - proyección muy singular, donde pese y por las nuevas tecnologías, el componente humano sigue teniendo un papel fundamental y en algunos casos insustituible. Personas que se han batido el cobre, que han sufrido, que se han visto marginadas y superadas, que sus ofertas de ocio y entretenimiento no han sido debidamente consideradas, que han adecentado y actualizado sus estructuras y equipamientos, pero que, en definitiva, no han podido acceder como deseaban a sus clientes y mercados, ni han podido transmitir las bondades de sus empresas y entornos. Son personas que se representan a sí mismas, a sus intereses público – privados y que son percibidas como primeras y muchas veces únicas referencias de todo un país y destino. Esos profesionales desean y lo reitero, estallar a voz en grito y desatarse de las ligaduras que supone la pandemia, para poder volver a transmitir las bondades en este caso de Euskadi, sus territorios, comarcas y municipios con sus respectivos productos y servicios. En ese cometido, todos utilizarán sus mejores galas para que, sus establecimientos y atractivos vuelvan a ser creíbles y apreciados. Pero seamos conscientes que, Euskadi y su sector han sufrido una fuerte mutación social y de percepción por lo que se han de manejar de manera muy especial, tanto en los procesos internos como en el trato a los clientes. Considero que van a llegar “momentos de algarabía”, donde van a primar los eslóganes y las iniciativas basadas en las emociones. Pero que los mismos no sepulten y dejen fuera del foco asuntos propios del back office público - privado. Por todo ello, sería aconsejable que no se perdiera la cordura ya que la comunicación que llega, necesita dotarse de unos contenidos y procesos más complejos y no tan visibles, pero no por ello inexistentes.