Al escribir este artículo, no
deseo generar más inquietud social y sectorial de la que ya se ha generado.
Pero de nuevo el ébola y, en este caso, el yihadismo parece que están afectando a la actividad turística de Marruecos y
por extensión, del Magreb.
Como comentario previo, deseo
exponer que la actividad turística internacional es muy resistente ante este
tipo de situaciones de crisis e inseguridad, ya que entra y sale relativamente
pronto de estos escenarios. Pero también deseo informar que las crisis, con
esta u otras formas, surgen cada vez con
más frecuencia en la mayoría de los destinos turísticos mundiales.
Y es que, con fecha 23 de octubre
de 2014, leo en el Diario el Mundo de España, un artículo titulado, “El ébola y el yihadismo amenazan el turismo
de Marruecos” que aconsejo se lea
con detenimiento.
En dicho artículo quedan
reflejados una serie de hechos, actitudes y comportamientos que creo son
necesarios resaltar y comentar. Así y ante los hechos
acaecidos, se puede leer:
A) “El Ministerio
de AAEE de Francia alerta del peligro que puede suponer viajar a los países del
Magreb”
Se ha de
comprender la exigencia de informar y de aconsejar que todo ministerio de
exteriores tiene para con sus conciudadanos a la hora de recomendar viajar al
exterior. Posiblemente, sea una recomendación “muy proteccionista y
conservadora” pero, se ha de entender la prioridad que supone la integridad física
y emocional de las personas turistas, frente a cualquier otro tipo de interés u
objetivo. Además esos ministerios han de soportar fuertes presiones, en sus
propios países, a la hora manejar estas situaciones.
B) “Tres
días después, se cancelan 1500 reservas”
De nuevo un
hecho ajeno al sector turístico afecta directamente su proceso de producción y
de servicios. Es una situación injusta y desproporcionada pero que se ha de
intentar asumir como “propia” desde
el sector turístico.
Normalmente,
genera entre los agentes públicos y privados una rabia e impotencia contenida
que se transmite a través de protestas y comunicados donde queda latente dicho
malestar.
El escenario
físico marroquí no ha sufrido alteración alguna. “Solamente” un hecho grave,
ocurrido en un punto y momento determinado, es capaz de desvirtuar y
distorsionar la realidad – imagen del sector y del destino turístico marroquí.
C) “Una
excursión de 300 estudiantes franceses fue cancelada por miedo al terrorismo
islámico”.
Fiel reflejo de esta
situación, un grupo de estudiantes cancela los servicios programados en
Marruecos. Las presiones familiares, sociales y la edad de los turistas, hace
que se cancelen los servicios pactados. Desde el punto de vista marroquí, que
es el que mejor conoce la situación, puede parecer “excesiva” la decisión que
han tomado al cancelar la excursión. Pero, el temor, la distancia y la no
percepción de la realidad – realidad, hace que se lleguen a tomar este tipo de
decisiones.
D) “Marruecos
acusa a los medios de comunicación franceses de magnificar el acontecimiento”
Entre muchos
agentes turísticos, tanto públicos como privados, está extendida la idea de que
los medios tienen mucha culpa de “nuestros males turísticos”. Parece que se ha
instalado el dicho de que “el mensajero tiene la culpa”. Posiblemente, y desde la
posición sectorial marroquí, el tratamiento de la noticia haya sido “desproporcionada”
De todos es conocido que los medios pertenecen a diferentes líneas editoriales
y que la prioridad de determinadas noticias frente a otras puede venir dada,
por dicha línea editorial, por el significado de la noticia y por el momento
social en la que ocurre. En todos estos aspectos, la capacidad de interlocución
de los responsables turísticos es más bien escasa.
E) “El
Ministro de Turismo marroquí aclara que “Marruecos está lejos de las
cancelaciones masivas indicadas por Francia y afirma que su país sigue siendo
seguro”
Estamos
convencidos que se hace esa declaración desde
una posición muy pegada a la auténtica
realidad social y sectorial del país y del destino. Pero la percepción real y/o
generada entre los mercados emisores, posiblemente sea diferente. Y ello es
debido a la sensibilidad que anida entre los potenciales y reales turistas que,
en materia de ocio, tiempo libre y tiempo vacacional, exigen sin exigir unos
parámetros de seguridad muy elevados, casi absolutos. El tiempo vacacional es
un tiempo sagrado e irrenunciable que no admite ningún tipo de dudas e
interrogantes en dicha materia.
Llegados a este
punto, sería aconsejable que, como estrategia gubernamental, se implantaran
iniciativas adicionales donde primara el
“factor empatía” frente a cualquier otro tipo de factores:
- Empatía turística para consigo mismo, que permita asumir una crisis de raíz no turística y que ello conlleve la puesta en marcha de procesos adicionales.
- Empatía con la posición de los Ministerios de Asuntos Exteriores reconociendo el apoyo social y administrativo que desempeñan con sus ciudadanos - los turistas de todo destino.
- Empatía para manejar las cancelaciones, no poniendo en duda los procesos y servicios existentes en la actividad turística nacional e ir interiorizando que se ha de gestionar o colaborar en aspectos ajenos al sector.
- Empatía para ser capaz de primar el factor humano de los turistas y visitantes frente al factor economicista y negativo del momento.
- Empatía para generar relaciones de “ida y vuelta” con los medios de comunicación y no solamente cuando nos benefician.
- Y finalmente, mayor empatía con otros ministerios e instituciones dentro del propio país – destino por que, tanto la actividad turística como su seguridad, exigen la puesta en marcha de relaciones estratégicas más amplias de las que actualmente desarrollan.
El diseño de protocolos de
actuación genéricos y específicos, deberán de incluir esta “empatía multidireccional” turística, ya que son
los más afectados por este tipo de crisis y realidades negativas. Ello
permitirá a los destinos el ir superando su manifiesta indefensión ya que
dispondrán de (nuevos) elementos y de colaboradores más fiables y preparados.