Partimos de un escenario incuestionable: Turquía e Israel poseen una vocación turística que otorga una dimensión económica y social de gran magnitud y trascendencia al sector de ambos países. Estamos convencidos de que el enfrentamiento diplomático, político, social y fronterizo entre Turquía e Israel va a incidir negativamente en la actividad turística de los dos destinos.
De todos es sabido que el sector turístico es muy vulnerable ante cualquier tipo de alteración de signo inestable y negativo. Junto a esa inestabilidad entre ambos destinos turísticos, se han desarrollado una serie de hechos desagradables y mezquinos que se han cebado con las personas-turistas. Ellos son la parte más vulnerable y sensible de todo el proceso turístico, con lo cual se incrementa el grado de inseguridad y se dañan los intereses turísticos de ambos destinos. El que los turistas de los dos países tengan que vaciar sus equipajes y tengan que desnudarse sin ningún motivo aparente y/o por pura represalia, no ayuda en absoluto al sector turístico turco e israelí.
Más bien al contrario, va a afectar en la reputación, imagen y percepción de ambos destinos. Sería conveniente que, dentro de ambos equipos de gobierno, se tuvieran en cuenta los respectivos intereses turísticos, para que los procesos o servicios turísticos no se vean desvirtuados o desnaturalizados por iniciativas totalmente ajenas y evitables.
La seguridad y la dignidad de las personas–turistas esté en juego, y con ello, la imagen y percepción de dichos destinos, algo muy presente entre los respectivos responsables públicos y privados.
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