
Detallar y mostrar aquellas particularidades que pueden hacer de nuestros destinos un lugar atractivo es una de nuestras principales obligaciones. La gran competencia turística internacional existente y la proliferación de opciones y destinos cada vez más especializados, precisan de un mayor esfuerzo cualitativo y cuantitativo en comunicación, volviéndonos más narcisistas si cabe. Hablamos de nosotros mismos y vivimos obsesionados por lo que opinan o perciben de nosotros los mercados emisores.
Sin embargo, consideramos que informar sobre ciertas anomalías de nuestros destinos, como la falta de seguridad y la carencia de respuestas a la misma, se convierte en algo nocivo y evitamos prestarle la atención debida. La situación puede ser paradójica; si deseamos realmente llamar la atención en los mercados, debemos prestar atención a lo que ocurre internamente en nuestros destinos.
Debemos incluir una información integral y encajarla con las demandas de los turistas y mercados para lograr que nos presten la atención deseada y para reforzar nuestra credibilidad. En este sentido, la información en materia de seguridad no solo resulta necesaria, sino que puede aportar la transparencia y credibilidad imprescindibles en el proceso de decisión de nuestro cliente potencial.
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