jueves, 21 de abril de 2011

Las administraciones turísticas y la seguridad turística

En general, las administraciones turísticas de muchos países y destinos internacionales no disponen del protagonismo ni la representatividad social, política y económica que les debiera corresponder al formar parte de un sector económico puntero. Por derivación, sus estructuras de funcionamiento son débiles y escasas, lo que les impide asumir nuevos compromisos y retos, entre ellos los relativos a la seguridad turística.

En muchos casos las propias administraciones turísticas son reacias a asumir compromisos en esta materia. La inseguridad es la antítesis de un desarrollo turístico armonioso y se considera que la mera asunción de esas funciones puede generar mayor alarmismo e inestabilidad del que ya les toca soportar.

En lugar de surgir procesos coordinados y entrelazados, impera una cierta indefinición a la hora de asumir compromisos en esta materia, lo que da lugar a una fragmentación de las competencias y a unos resultados pobres.

No obstante, parece que todos asumimos que la seguridad turística es un factor importante para el devenir de nuestros intereses turísticos. Iría más lejos, diría que es un factor determinante, de gran transcendencia. Por eso debemos implicarnos en procesos atípicos pero necesarios. No huyamos de los mismos.

lunes, 4 de abril de 2011

Prestar atención a la seguridad para llamar la atención del turista

Los agentes y responsables del sector turístico destacamos constantemente los atractivos de nuestros destinos con el objetivo de llamar la atención de los turistas. De esta manera aparece una especie de narcisismo turístico, que todo comunicador y promotor turístico ha de poner en práctica de manera explícita y contundente. Así nos lo exige la naturaleza del hecho turístico y la propia responsabilidad profesional.


Detallar y mostrar aquellas particularidades que pueden hacer de nuestros destinos un lugar atractivo es una de nuestras principales obligaciones. La gran competencia turística internacional existente y la proliferación de opciones y destinos cada vez más especializados, precisan de un mayor esfuerzo cualitativo y cuantitativo en comunicación, volviéndonos más narcisistas si cabe. Hablamos de nosotros mismos y vivimos obsesionados por lo que opinan o perciben de nosotros los mercados emisores.

Sin embargo, consideramos que informar sobre ciertas anomalías de nuestros destinos, como la falta de seguridad y la carencia de respuestas a la misma, se convierte en algo nocivo y evitamos prestarle la atención debida. La situación puede ser paradójica; si deseamos realmente llamar la atención en los mercados, debemos prestar atención a lo que ocurre internamente en nuestros destinos.

Debemos incluir una información integral y encajarla con las demandas de los turistas y mercados para lograr que nos presten la atención deseada y para reforzar nuestra credibilidad. En este sentido, la información en materia de seguridad no solo resulta necesaria, sino que puede aportar la transparencia y credibilidad imprescindibles en el proceso de decisión de nuestro cliente potencial.