Otro de los muchos efectos que la inseguridad genera entre los responsables del sector, es lo que denomino “espejismos” sobre su realidad e imagen
de país y destino.
Entendiendo el espejismo como esa “visión e ilusión óptica”
que, sobre un destino, empresa, servicio o actividad, se tiene tanto en el
propio lugar como entre los mercados emisores de turistas y visitantes.
Desde los destinos, se emite información e imágenes reales,
a la vez que positivas, con la sana intención de atraer y seducir a unos
turistas y mercados que quizás se encuentren a bastante distancia física y
sociológica, lo que genera un “espejismo real – positivo”.
Este reflejo hace que muchos agentes y responsables lleguen
a confundir la calidad y pulcritud de su entorno y procesos productivos, con la
capacidad de atracción que, se supone han de estar generando entre los
mercados.
Probablemente, desde ese mismo destino o país, se proyecten
otra serie de realidades – noticias que entran en confrontación con las
anteriores, pudiéndose generar un “espejismo real – negativo”.
En este otro caso, el reflejo del país y del destino
probablemente no sea tan atractivo y agradable, lo que hace que los
responsables del sector comiencen a buscar soluciones imaginativas para poder
superar esa visión negativa que ellos consideran pueden llegar a tener entre
los mercados por una serie de circunstancias que, en la mayoría de los casos,
no controlan.
Ello da paso a unas “distorsiones ópticas” que hace que se
perciban los destinos de forma irregular, con o sin carencias, y donde sus
atractivos pueden verse reducidos o aumentados, de forma irreal y desproporcionada.
Estas irregularidades generadas por la inseguridad, obliga a
los destinos a transmitir mensajes con elevadas dosis de autojustificación que
van; desde la “total normalidad en destino”, a tener que admitir la
problemática con cierta discreción hasta finalmente, tener que asumir con total
crudeza la “insoportable realidad”.
¿Y todo esto es real o es un espejismo, o son ambas cosas a
la vez? Los responsables pueden llegar a percibir y constatar la recuperación
pero probablemente, y en su fuero interno, persista una inestabilidad emocional
por convivir con un escenario cambiante y expuesto a la repetición de situaciones
de difícil manejo, lo que les hace depender en exceso de una imagen y opinión
que, a su vez, les genera todo tipo de interrogantes.
Paralelamente, entre los mercados y en el mejor de los
casos, se puede llegar a percibir una mejora y recuperación del clima social
existente. Sin embargo, recientes realidades - experiencias, hace que los
mercados duden y se sigan retrayendo, aunque la realidad positiva sea palpable.
En este caso “el espejismo positivo-negativo” también hace acto de presencia,
porque no se sabe si lo que refleja y es percibido es una situación real,
irreal o todo lo contrario.
Esto hace que los responsables, tanto públicos como privados,
afectados por la inseguridad sufran “trastornos emocionales y de
profesionalidad” lo que les hace caer en fuertes presiones y en desordenes de
comportamiento, que dan pie a que desarrollen prácticas complementarias que,
normalmente no encajan con lo que esa realidad demanda y por ello, acceden a escenarios
de ansiedad e inseguridad emocional de difícil control.
Además, el trabajar en espacios catalogados y reconocidos
como atractivos y, que a la vez convivan y transmitan “sin transmitir” un clima
social negativo; hace que los profesionales y responsables del sector trabajen
bajo una fuerte presión que, por cierto, han de evitar mostrar, porque así lo
exige la estética y compostura de un sector vinculado al ocio y la recreación,
como es el turismo.
Por lo tanto, esos espejismos o escenarios, reales - irreales
que emergen por la violencia e inseguridad es algo que se debe de manejar con
suma cautela, para evitar pasar de la euforia más absoluta al pozo más oscuro y
viceversa.
Por todo ello, ese espejismo nos orienta a tener que
relativizar los logros y mejoras que se vayan produciendo pero sin volvernos
excesivamente escépticos, algo que ya supone un freno a nuestro normal desarrollo personal y
profesional.