Desde sus inicios, los destinos,
productos y servicios turísticos han estado compuestos por todo un sistema de
relaciones entre diferentes que se ha ido adaptando y enriqueciendo según las
características, objetivos e intereses de los destinos y de las demandas cambiantes de los turistas. Sistema interdependiente de relaciones
que genera conexiones y redes predecibles en cualquier destino turístico
internacional.
Al mismo tiempo, están apareciendo todo un conjunto de
desajustes y problemas en destinos turísticos, reconocidos y no tan
reconocidos, que solo pueden ser tratados desde una perspectiva global e
integral.
El deterioro del uso de espacios por parte de la ciudadanía y
el turista, la escasa planificación e indefinición de dichos espacios, la
masificación o superación demográfica en ciertos destinos exitosos, algunas actitudes
incívicas, tanto de los turistas como de la propia ciudadanía, los robos, los
asaltos, una violencia arraigada y la carencia de procesos técnicos y
administrativos para superar estos y otros hándicaps; hace que, se vaya
instalando una sensación de descontrol y de inseguridad nada positiva para los
intereses turísticos públicos y privados.
Para superar esa sensación, los servicios, equipamientos e
infraestructuras de los países o destinos turísticos han de ser, cada vez más
interdependientes y su bienestar dependerá de que se vaya dando un tipo de
cooperación mutua y horizontal.
La reciprocidad interna es uno de los principios que
contribuyen a que los países mejoren sustancialmente sus prestaciones. Una
reciprocidad en la que se ha de incluir a la actividad turística ya que dichas
relaciones también han de contemplar a esa población flotante que son los turistas
y visitantes. El no hacerlo o el hacerlo de forma muy básica, generará todo un
cúmulo de incomprensiones, desajustes, enfrentamientos, aflorando por todo
ello, una inseguridad manifiesta.
Para evitarlo, será aconsejable:
A)
Crear
nuevas instituciones y/o procesos para sustentar, controlar y supervisar el
“nuevo orden turístico interno” de manera armoniosa y sostenible y que son, en
definitiva, la base de las nuevas demandas tanto turísticas como sociales.
B)
Se
deben realizar declaraciones contundentes y convincentes en las que quede bien
claro que la sociedad, la actividad turística y la seguridad integral no son
incompatibles, remarcando con ello que,
la economía basada en el turismo es de las más boyantes a nivel
mundial.
C)
Reciprocidad
interna donde tenga cabida el sector turístico, que no suponga ni una posición
discriminatoria ni preferencial sino ajustada a un país – destino y a unos mercados, cada vez,
más vigilantes y exigentes.
D)
Para
ello deberán imperar unas nuevas obligaciones y regulaciones turísticas y
sociales, mucho más estudiadas y tratadas, donde tengan cabida nuevos procesos
de seguridad.
E)
Finalmente,
será necesario crear o introducir “nuevos compromisos” con “nuevos miembros” lo
que permitirá crear nuevos escenarios sociales y turísticos, incluidos los de
seguridad, que faciliten el “libre turismo” en cualquier ámbito y escenario
socio - turístico nacional e internacional