De nuevo un claro ejemplo de alteración e inestabilidad de
un destino, en este caso Tailandia, que está incidiendo negativamente en
sus intereses turísticos.
En Tailandia, acaba de producirse un golpe militar,
hasta ahora pacífico, que ya está generando secuelas negativas en su industria
turística, un sector que representa el 10 % de su PIB.
Tailandia destino muy dependiente de
mercados emisores externos, se ve obligado a alimentar y cuidar su realidad e
imagen con suma tacto e interés. Recordemos que, en nuestro sector, la
percepción existente de los destinos es, en muchos casos, más importante que la
propia realidad, lo que le conmvierte en muy vulnerable e indefenso cuando coincide con este tipo de
situaciones.
Y es que, este golpe militar está teniendo una alta
repercusión a nivel internacional – coincidencia con los mercados emisores de
turistas, lo que explica ese aumento en las cancelaciones y las dudas hacia
este destino.
Dicho golpe militar, altera los servicios, horarios,
usos y costumbres existentes en el país. Ante esta situación, son los propios
tailandeses los que más fácilmente se adaptan a dichos cambios, mientras que
los turistas se ven con problemas y con frenos para poder contratar y disfrutar
de los servicios propios de la actividad
turística.
A ello, se ha de unir las recomendaciones de no viajar a ese
destino, desde la mayor parte de las cancillerías y centros de opinión e información existentes en los principales mercados
emisores.
Por lo tanto, existe una alteración en la imagen y en
la realidad social del destino turístico tailandés que, y se
insiste, en nada le beneficia. Y es que subyace un clima y un escenario de inseguridad nacional que incluye
la actividad turística. Una inseguridad
turística, real y percibida, a la que se ha de poner remedio de inmediato.
Como agentes turísticos, existe un factor que nos
favorece; el que las crisis turísticas son cada vez menos duraderas, pero ello
no nos exime de trabajar para contrarrestar sus efectos negativos en el sector.
Por ello, se han de poner en práctica estrategias y tácticas multidisciplinares
de gran calado, donde la actividad e intereses turísticos sean acompañados y
arropados, por otras áreas gubernamentales del propio país. En definitiva, Tailandia
ha de apostar por una comprensión y visión transversal interna para con su
actividad turística, lo que facilitará su recuperación sectorial que redundará en la imagen internacional, no sólo del sector, sino de todo el país.