martes, 11 de diciembre de 2018

SEGURIDAD CUESTIONADA: ALERTAS Y REIVINDICACIONES POLICIALES ANTE LOS PROPIOS TURISTAS Y VISITANTES.






Leo en la prensa que la policía de Cataluña ha alertado, a los turistas y visitantes de Barcelona, sobre las carencias que tienen en su quehacer diario y que debido a ello, no pueden garantizarles la seguridad deseada. Una reivindicación que, en principio, nadie discute que sea legítima y que pueda llegar a ser beneficiosa para la seguridad de los turistas y de la propia ciudadanía.
Pero qué duda cabe que, existe una clara premeditación al dirigirse expresamente al colectivo de turistas, ya que son conscientes que tendrá una “mayor visibilidad”. Me recuerdan a las huelgas de los controladores y pilotos aéreos, donde los turistas y visitantes se convierten en “correa de transmisión” de algo ajeno a sus voluntades, lo que les genera preocupación, incomodidad y cierta resignación. Una noticia sobre esta alerta policial que permítanme, deseo contextualizarla en un escenario y tiempo más amplio.

Así, el 28 de agosto del año 2017, colgué en este mismo blog, un artículo denominado “Y ahora Barcelona…”, que hacía referencia al gravísimo acto terrorista que se dio por aquellas fechas y la   incidencia negativa que tuvo para la ciudad. Entre otros párrafos, deseo destacar uno que hacía referencia a no dar por suficiente la rápida recuperación estética y urbana ya que ello…   
“Supondría volver a convivir con las dosis de inseguridad e incertidumbre previas a este acto terrorista que, también minaban y debilitaban su estructura de recepción de turistas y visitantes”.
Parece que aquella “inseguridad previa” ha seguido existiendo después del macabro atentado, lo que ha supuesto que la credibilidad de Barcelona siga estando en entredicho entre algunos mercados, nichos y demandas.
Y es que según se informa, los turistas además de ser objeto y/o generadores de hurtos, robos y demás hechos delictivos, llegan a ser increpados en este caso, por unas alertas y por unas demandas laborales. Si a ello le unimos que, es la propia policía quien emite mensajes de debilidad y falta de calidad en el servicio; habrá que pensar que el servicio de seguridad es sustancialmente mejorable.

Pero que nadie piense que una estricta mejora del  mismo será suficiente para el avance de la seguridad de Barcelona como ciudad y como destino turístico. En este sentido, les descargo otro apartado de aquel mismo artículo…
“El tratar de mejorar un único servicio, por ejemplo, el de la seguridad policial y el de implantar determinado mobiliario urbano, aunque sea trascendental en estos momentos críticos; no será suficiente para la recuperación de sus intereses turísticos”
Haciendo un inciso, si esas protestas permiten alcanzar una mejora en el servicio policial, todos deberemos felicitarnos pero, seguirá siendo un servicio inconcluso si no va entrelazado a otros, que han de ser previamente identificados.
Si ese encadenamiento estratégico de servicios no existe y por añadidura, se considera que los servicios orientados a la ciudadanía son suficientes para dar respuesta al sector y a los turistas en momentos de crisis; la actividad y su repercusión en el exterior seguirán resintiéndose.
Si al mismo tiempo, resurge una violencia callejera que altera, más aún, el clima social y su realidad urbana y de destino; sería aconsejable que se manejara de inmediato y discretamente “procesos especiales de crisis” de claro barniz turístico y de servicios.
Donde los “momentos de la verdad” supongan actividad turística complementaria a los que se vayan dando en materia de seguridad policial y con ello, no me quiero referir a actuaciones específicas de comunicación y de marketing, sino algo más...

En el fondo, todos se están viendo afectados, los barceloneses y su “proceso de producción turística y de servicios” lo que exige el desarrollo de una gestión integral y a “doble cara”, realmente a “doble cara”, en un espacio Barcelona, donde conviven ciudadanos y turistas. En este sentido, una policía ciudadana y turística perfectamente instruida se vuelve indispensable pero por favor y lo reitero, acompañada de todo un cúmulo de servicios añadidos. Las necesidades dispersas y atomizadas de los barceloneses y visitantes, así lo están exigiendo diariamente.

domingo, 2 de diciembre de 2018

EL TURISMO VA CADA VEZ MEJOR. ¿ES UN SECTOR SEGURO Y SOLIDARIO?



Año tras año, las cifras del turismo internacional nos muestran que sigue siendo uno de los sectores económicos más fiables y boyantes. Sin embargo, muchos de sus destinos e intereses admiten vivir con todo tipo de urgencias y temores. Parece que los actuales momentos están trayendo consigo el caos, las crisis e inseguridades, la corrupción, un inestable  medioambiente, el populismo, terrorismo, la fragmentación turístico – social, etc. 
Ello hace que el turismo sea percibido, en algunos casos, como un títere en manos de alguien o algo poderoso que influye negativamente en su suerte y en otros, es el turismo el que mueve los hilos y es tomado como la raíz de muchos de los males que aquejan a la sociedad actual. Por lo tanto, da la impresión que al turismo se le va asignando una visión negativa y que “tiende ir a peor”.
 Por el contrario y vuelvo al inicio; existen infinidad de informes, estudios y artículos, de fácil acceso tanto en internet como otros medios, que nos permiten reafirmar que “el sector va cada vez mejor” aunque sigue sin ser perfecto. Una realidad que exige se vaya tomando decisiones dirigidas a mejorar los entornos sociales y turísticos, entre otros aspectos, en materia de seguridad.
 Por lo tanto, si no se es capaz de optimizar la seguridad de los países y de los destinos, no se puede echar la culpa al desconocimiento intelectual y del entorno, sino que probablemente se ha ido imponiendo el “no intentarlo” porque esa seguridad bicéfala, sigue sin ser un factor prioritario entre sus responsables, aunque puntualmente lleguen a afirmar lo contrario.
La premisa es sencilla; el sector turístico va mejor, tanto en los países donde la violencia e inseguridad se ha vuelto algo peligrosamente cotidiana como, en los países – destinos donde la violencia tiene una menor carga social y sectorial y por lo tanto la situación puede ser “más manejable”. 
Por lo tanto, los destinos y sus ciudadanos demandan seguridad para poder coexistir en armonía; y paralelamente, el sector turístico también desea y exige que, ese mismo entorno y sociedad, dispongan de las mejores condiciones posibles.   
Debido a ello, la solidaridad y las mejoras atribuidas al sector turístico, no deben detenerse en la generación de riqueza, empleo, mejora de ciertos equipamientos sino que, debe de ser más ambiciosa a la vez que generosa. En ello le va su actual y futuro nivel de competitividad. Y eso invita a revisar la seguridad integral de las naciones – destinos desde el sector turístico y viceversa.
En este sentido y hasta la fecha, se ha impuesto la insensibilidad a la lógica de la razón en materia de una seguridad (turística) integral e integradora. La imposibilidad de influir y de llegar a participar desde la óptica del sector, el “siempre ha sido así”, la falta de acoplamiento de la seguridad – credibilidad con las acciones de marketing, la dificultad de relacionarse con otras áreas e instituciones y el considerar al turismo como un obstáculo añadido en la búsqueda de una mayor seguridad; sigue abocando a los países a tener que buscar soluciones desde una óptica estrictamente policial – militar, con la consiguiente inadecuación a las necesidades turísticas y a su proyección como país.
Por lo tanto y desde el sector, se han de superar las actitudes conformistas e inmovilistas, para convencer y hasta guiar a otros agentes e interlocutores hacia una mayor comprensión y visión de la actividad como un conjunto o “tela de araña relacional” que, llega a ser coincidente con muchas de las demandas de su propia ciudadanía.   
Por todo ello, se impone un pensamiento crítico constructivo, por cierto nada alarmista, lo que convertiría al sector turístico en un sector más participativo, visible y solidario con el entorno y sociedad donde desarrolla sus funciones y cometidos.