martes, 20 de agosto de 2019

SOLUCIONES PARA LA SEGURIDAD SOCIO – TURISTICA


Las realidades de los destinos turísticos condicionados por la violencia e inseguridad, parten de circunstancias diferentes de las que se dan a entender desde el sector y sociedad. Eso es algo que a veces no gusta y, por ello, difícil de ser admitido entre los propios responsables del sector y del país.
En estos escenarios, y teniendo en cuenta la urgencia cortoplacista del sector afectado, no es extraño que prevalezca los eslóganes con propuesta muy concretas y positivistas. Consideran que el uso de dichas tácticas de comunicación, les permiten ahorrar esfuerzos a la hora de buscar soluciones sobre el entorno inseguro al que pertenecen o representan.
Sin embargo, los responsables de la promoción y del marketing se sorprenden de que determinados mercados y clientes no admitan como buenas o duden de sus mensajes y comunicados. El procedimiento para alcanzar una real o hipotética solución tendría que basarse según mi opinión en:

·         La necesaria presencia turística a la hora de gestionar la seguridad social y sectorial.  Teniendo en cuenta que los escenarios inseguros influyen de facto en el sector, el país ha de interiorizar que la seguridad no debe de estar unitariamente configurada, ya que influye de manera asimétrica en los diferentes sectores sociales y productivos. Esta causa negativa para el sector ha de dar paso a intervenciones mucho más definidas teniendo en cuenta lo que representa a nivel social y económico.

·         La necesaria revisión del marco regulatorio existente. La presencia turística comentada, ha de dar paso a una revisión de las relaciones, donde los gobiernos han de permitir la modificación de los poderes, superando con ello, las reglas establecidas también materia de seguridad. Y es que no es ninguna herejía plantearlo teniendo en cuenta la lacra que supone y soporta el sector. Por ello, cuando se habla de la necesaria revisión se debe de pensar en los valores de un sector clave en muchos países y de la necesaria negociación política interna.   

·         La superación de barreras preestablecidas. Plantear como condición innegociable que la seguridad de los países y destinos, con sus causas y efectos, tenga un perfil puramente vertical; seguirá dificultando el acceso a una verdadera solución, así como su mutuo entendimiento. ¿Por qué no intentar algo que enriquezca la actual distribución de poderes que se da en los gobiernos? Algo que no sólo gire en torno a la seguridad establecida y al escaso protagonismo del sector. Una vía que reconociera las vicisitudes que soporta el sector y que, a los ministerios de seguridad e interior les abriría un espacio más integrador mientras que al sector, se le iría reconociendo un papel más activo sin que ello suponga, poder tomar decisiones finales en las políticas de seguridad de sus respectivos países. Así, los ministerios de seguridad llegarían a admitir la necesidad de una implicación más personalizada en “seguridad turística” y por su parte el sector, vería con agrado la percepción más actualizada que va teniendo entre su propia ciudadanía y mercados.

  
Todo ello, exige concentrar la mirada en procesos internos, ya que la solución al problema de la seguridad de las naciones y por extensión de los destinos turísticos, anida en el interior de los mismos. Como lo he comentado en varias ocasiones, los esfuerzos de maquillaje en marketing, la utilización puntual de ciertas cifras positivas, la mera reacción ante actos y escenarios violentos; no garantizan las soluciones que todo responsable persigue en y desde su fuero interno.
En ese sentido, se debería de tender a gobiernos que asuman con fluidez nuevas arquitecturas ministeriales, donde se puedan combinar ministerios clásicos con ministerios con nuevos servicios derivados de las nuevas prioridades, entre ellas las turísticas y de seguridad social y sectorial. La (in)seguridad exige flexibilidad y una amplia visión e interpretación de la realidad. El reto sigue presente.  



No hay comentarios: