lunes, 8 de abril de 2019

SUPERAR LA ANSIEDAD QUE GENERA LA INSEGURIDAD EN EL SECTOR





En la mayoría de los destinos el estigma de la inseguridad se ha ido convirtiendo en uno de sus trastornos más acuciantes aunque, en algunos casos, la percepción externa no sea lo alarmante que llegan a considerar sus responsables turísticos.
Además, se va extendiendo una visión colectiva sobre la incidencia de la seguridad en la producción de experiencias y servicios turísticos.  A las ya reconocidas acciones de promoción y de relaciones públicas, se van uniendo otras estrategias para evitar ser rehenes de esa violencia que tanto afecta. Se trata de procesos de mejora para superar el tabú y los trastornos emocionales que soportan muchos agentes público - privados.
En este sentido, lo que se persigue es que “se bucee en nuestro propio yo” algo que,  habitualmente se evita por temor a nuestra fragilidad y por creer que somos y estamos en peores condiciones que el resto de los destinos e intereses. 
Dentro de este contexto, y a la utilización de argumentos de seguridad turística y mercantil, sería conveniente añadir la visión de otros campos que tengan la capacidad de motivar mediante nuevos alegatos.  
Y es que se debe interiorizar que la falta de seguridad es un  problema más complejo de lo que se piensa. Por ello, y si no se suman aditivos, el embalaje de la seguridad turístico – mercantil se convierte en un asunto poco atractivo que es rechazado reiteradamente.  
Inseguridad y su correspondiente ansiedad que conviene diseccionar para definir el mejor tratamiento posible. Así y ante esa ansiedad que nos domina:
·      Debemos centrarnos en la incidencia que la inseguridad genera en nuestra personalidad, conciencia y forma de comportarnos. Ante esa inestabilidad que parece que no tiene prisa en desaparecer y nos hace más inseguros y dubitativos; intentemos tomar las riendas aunque sea dificultoso. Por favor, y sobre todo, admitamos que tenemos un problema. Así de simple y de sencillo.
·   Debemos centrarnos en lo que condiciona nuestro interés profesional. Analizada la situación, es posible que la raíz del problema no sea turístico, sino más bien social o de otra naturaleza. Pero, ¡¡¡es nuestro problema!!! ¡¡¡no huyamos!!! No engañarse, y ser consciente que la situación. Se ha de realizar un esfuerzo añadido y por favor, que no sea ni testimonial, ni basado en una dejación de funciones ni esté lleno de evasivas.
·   Debemos centrarnos en las relaciones que se han de crear ante esta situación de inseguridad. Utilizar las herramientas y técnicas de destinos sin violencia no son suficientes y su reiteración no nos lleva al escenario deseado. Con ello, el comportamiento sectorial clásico se convierte en una “postura tóxica” para si mismos. Se han de identificar otros agentes y redes que nos apoyen. Ellos también necesitan de nuestra compañía.
·    Debemos centrarnos en la alteración que se da en el entorno y en la implicación del sector. Ese país – destino contiene los atractivos que forman la base de nuestra producción y que pueden verse alterados – no alterados, por lo que debe de primar la intervención en su entorno socio - sectorial. Y es que sigue  estando en juego la generación de una mayor calidad de vida, de oferta, empleo y riqueza.
·       Debemos centrarnos en una comunicación con contenidos más fiables y resolutivos. Por ello, la vulnerabilidad existente no debe de convertirse en una oportunidad permanente de marketing. La innovación deberá dar paso a una mayor gama de productos y de servicios, reflejando comportamientos emocionales, la renovada actitud profesional, la nueva red de colaboradores y la apuesta por un entorno más controlado y generador de nuevas oportunidades.

En definitiva, la ansiedad basada en el temor y en el inmovilismo deberá de dar paso a un nuevo compromiso, lo que reforzará nuestra autoestima y credibilidad personal y profesional. 


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