miércoles, 29 de marzo de 2017

LA SALIDA DE LAS CRISIS TURÍSTICAS; LA SUTILEZA vs. LA MILITARIZACIÓN.




Desgraciadamente para el sector turístico y desde hace varias décadas, las crisis por violencia y terrorismo han estado y están presentes en muchos países y destinos. Me refiero a esas ciudades y entornos que se han tenido que adaptar a escenarios no deseados y se han visto obligados a modificar aspectos de tipo social, dotacional, de convivencia y de costumbres, con la consiguiente alteración de sus estructuras y funciones turísticas.
Una relación con la violencia e inseguridad, bastante prolongada en el tiempo lo que ha debilitado el espíritu emprendedor del sector dando paso a una cierta indiferencia. Por lo general, los agentes turísticos tienden a pensar que “se haga lo que se haga, la situación no varía”, que “ellos no pueden hacer nada más” y que “no disponen de los elementos necesarios para hacer frente a esos momentos críticos” lo que frecuentemente, se convierte en una actitud de “espera hasta que escampe”
Por otro lado, está surgiendo otro tipo de violencia, de crisis y de terror más puntual y de corta duración, que podemos denominar como “terrorismo express” y que también está influyendo negativamente en los intereses (turísticos) de las ciudades y espacios donde se presenta.
La novedad en este caso, es que estos hechos violentos están generando una gran  repercusión en los medios, superior a la que se generan en los destinos donde la violencia está más asentada y  es que; parece que con el paso de tiempo, todo se vuelve peligrosamente habitual  y con ello, va perdiendo la capacidad de convertirse en noticia.
 Se puede afirmar que, salvo realidades muy puntuales, en ambas situaciones los responsables están reaccionando de manera muy similar. La vulnerabilidad y el aturdimiento hacen acto de presencia y el sector sigue sin implicarse en nuevos cometidos y sin disponer de la estrategia, equipamientos y referencias adecuadas.
Esta doble realidad de crisis e inseguridad nos permite identificar, con matices claro está, dos tipos de actitudes:
·         El dejar que pase el tiempo, con intervenciones de escaso calado y cierto maquillaje.
·         Esa otra postura recién llegada, y que amparada en una latente inestabilidad geopolítica; propone “militarizar” los destinos y la actividad como la “única fórmula” para superar la crisis (turística).
Personalmente, considero que en el centro de ambas está la virtud y la posibilidad de superar adecuadamente estos momentos y situaciones límite. Por lo tanto, creo que, debe de existir una seguridad en la actividad turística firme a la vez que sutil.
Y me explico, la seguridad en el sector es importante pero sin traspasar unos límites ya que podría llegar a estrangular y modificar sus espacios y atractivos hasta hacerlos improductivos. El derrotar al terror está muy bien pero, que ello no conlleve la paralización y el desmantelamiento de su producción turística y terciaria.
En este sentido, el intentar mejorar la seguridad sectorial a costa de reducir algunas de sus singularidades como son el tacto, la sutileza, su estética y su producción ociosa y hedonista; me parece que es no tener en cuenta su idiosincrasia.
Cuando me refiero al tacto, la sutileza, y a la estética turística en momentos de crisis, deseo poner como ejemplo unos pocos aspectos, comportamientos y servicios que la actividad turística está aportando a la vez que exigiendo como son…
·         La incidencia que  tiene en la imagen y marca de los países.
·         El desarrollo de un servicio policial específicamente turístico, donde la estética y el servicio se ha ido moldeando y consolidando hacia “algo más propio”.
·         A ese mismo servicio de la policía turística que, en algunos países está unido al de la ciudadanía, con el objetivo de aproximar  y humanizar el servicio.
·         A la mayor apertura policial hacia los ciudadanos y turistas mediante otro tipo de actitud, de información y de la utilización de soportes y comportamientos diferentes.
·         A un sector turístico que puede llegar a solicitar protección policial para sus servicios y turistas, y ese mismo sector es capaz de renegar inmediatamente de dicho servicio, por su falta de sutileza y estética turísticas.
·         La utilización de un mobiliario urbano específico que, sin dejar de ser efectivo desde el punto de vista de la seguridad, es capaz de aportar belleza y servicio al ciudadano y visitante.
·         Etc., etc.
Deseo hacer constar que son totalmente insuficientes y que se deberán de incorporar más procesos y servicios para hacer del sector menos dependiente de la violencia, de la inseguridad y de las crisis.
Para que ello se desarrolle, insisto en la necesidad de crear nexos de unión entre el sector y todo un conjunto de entidades y colectivos externos.

La no existencia de dichos nexos y la debilidad estructural correspondiente, pueden facilitar el desembarco de procesos y servicios excesivamente militarizados y con una escasa perspectiva y visión turística.

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