domingo, 8 de mayo de 2016

EL PAPEL DEL SECTOR PRIVADO EN LA SEGURIDAD DE LOS DESTINOS TURÍSTICOS







Cuando la actividad turística se desarrolla con “total normalidad”, todos somos conscientes del papel que desempeña el sector privado, generando empleo y riqueza, y lo que ello supone para la buena percepción e imagen de los países y destinos.
Una actividad empresarial que basa el desempeño de sus funciones y su competitividad, en la “normalidad” antes señalada. Definir que es la normalidad y el estado idóneo de “lo normal” para con la actividad turística, no es el motivo que me hace escribir este artículo. Pero sí me gustaría vincular, la “normalidad” de los destinos turísticos a un factor clave como es la seguridad.
Si analizamos al sector empresarial, percibimos que está orientado a generar productos, servicios, vivencias y experiencias dentro de unos parámetros, más o menos, preestablecidos.
La cuestión es, ¿qué ocurre cuando la falta de seguridad real y/o percibida de los destinos comienza a influir negativamente en las empresas e intereses del sector? Cuando esto ocurre, la actividad empresarial se ve afectada aunque, se hagan ímprobos esfuerzos para que no se note sus efectos.
En esta tesitura y desde el sector, se comienza a desarrollar procesos y argumentos adicionales que tienen como objetivo el seguir transmitiendo la idea de “total normalidad”, ya que la normalidad es factor decisivo para que el turismo mantenga su estatus, su productividad y la notoriedad alcanzada.
Y se ve afectado en mayor medida que otros sectores productivos. A nadie se le escapa que la inseguridad incide directa, indirecta y circunstancialmente en el sector turístico, por ser muy sensible a cualquier alteración negativa que se dé en su entorno.
Por añadidura, puede que existan otros sectores económicos que, por el contrario, no ven alterados sus procesos de producción y comercialización, porque dicho escenario negativo, apenas influye en sus respectivas “cadenas mecánicas” de producción.
Paralelamente, existen estamentos e instituciones públicas que han de asumir el compromiso de garantizar la seguridad ciudadana y por extensión, la seguridad en la actividad turística. Estamentos e instituciones a los que acudir y reclamar la consabida normalidad – seguridad, para que el sector pueda seguir desarrollando la actividad sin contratiempo alguno.
Estamentos e instituciones que desempeñan unos servicios públicos que dan cobertura, como no puede ser de otra manera, al país y a sus ciudadanos, pero que cuando las demandas provienen de esa población flotante que representan los turistas; aparecen ciertos desajustes, una contrastada debilidad en sus estructuras y funciones y, en muchos casos, la falta de todo servicio mínimo.
Si el sector, público y privado, es consciente de esa falla, se ha de ir concienciando que el papel a desempeñar ha de ser diferente al actual, y ello ha de conllevar, la inexcusable la asunción de nuevos procesos, relaciones y compromisos.
A la responsabilidad propia de la actividad, el sector ha de ir asumiendo otras funciones y cometidos que le permitan tener presencia y control sobre espacios y entornos donde están ubicadas sus empresas e intereses. Espacios donde residen las motivaciones y argumentos de atracción para los turistas. Si los mismos tienen fallas que inciden negativamente en la actividad, se ha de fomentar la intervención especial sobre dichos espacios. El objetivo es claro, subsanar los hándicaps existentes. 
El reforzar la capacidad de interlocución y de arbitraje, y hacerlo desde una visión radicalmente transversal; permitirá al sector disponer de nuevos colaboradores  y dotarse de una estabilidad y fortaleza nada desdeñables.
En definitiva, los servicios están orientados hacia el país y la ciudadanía, pero ese país y esos ciudadanos están muy orgullosos de ser, por añadidura, un destino turístico. Esta doble función, exige la revisión y la dotación del barniz turístico en determinados servicios, tanto públicos como privados.
Considero que la visión inicial y los primeros pasos han de partir del propio sector, público- privado. El resto del país, no tiene porqué disponer de esta visión e interés sectorial…
Está en juego la exportación turística y la proyección más seductora que los países pueden emitir de sí mismos.


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