martes, 17 de febrero de 2015

El Servicio Policial y la Seguridad Turística.





 En la mayoría de los países y destinos turísticos, existen diferentes servicios policiales. Unos servicios reconocidos, asentados y que forman parte de sus respectivas instituciones, organigramas y funciones. Me estoy refiriendo a servicios policiales como la policía judicial, el servicio científico, el de extranjería, el fiscal, el de fronteras, el antiterrorista, el de estupefacientes, el servicio de delitos tecnológicos, de emergencia, de operaciones especiales, de tráfico, de protección del medio ambiente, el de seguridad ciudadana, etc., etc., etc.
Unos servicios que están organizados en escala y que, por lo tanto, tienen presencia a nivel nacional, regional y local. Servicios que, en principio, y como no puede ser de otra manera, están orientados a dar servicio a la propia ciudadanía y que, disponen de una trayectoria y de un reconocimiento que les avala y les dota de un merecido prestigio. 
Servicios policiales que pertenecen a países, regiones y localidades que, son también destinos turísticos ya que reciben un importante número de turistas que, en muchos casos, han hecho que la actividad turística se haya convertido en una de sus economías más boyantes.
Habitualmente, y desde una visión interna de país y de destino, se considera que la estructura policial y de seguridad antes citada, es tan sólida y profesional que, la mayoría de las demandas y urgencias de los turistas pueden ser adecuadamente atendidas.   
Sin embargo, la singularidad del hecho turístico, basada en la temporalidad de sus estadías, en el factor idiomático, en la escasa familiaridad con el espacio visitado, el desconocimiento de ciertas costumbres, la dificultad para poder interpretar ciertos momentos y escenarios y el desajuste en ciertos procesos burocráticos y administrativos; hacen que el servicio policial turístico llegue a tener serias dificultades para adaptarse a los verdaderos requerimientos de los turistas y visitantes. O dicho de otra manera, los turistas tienen serias dificultades, en algunos casos insalvables, para ver colmadas sus demandas, sobre todo, en momentos críticos. 
Ante esta situación más o menos generalizada, se está considerando oportuno el mejorar - implantar un servicio policial turístico, con personalidad propia, como cualquier otro cuerpo o servicio policial especializado. Una tendencia que se está dando a nivel universal, entre la mayoría de los destinos turísticos que se precien, aunque con notables diferencias ya que se parte de diferentes realidades locales - nacionales. 
Así podemos citar, desde la existencia de cuerpos especiales de “Policías de Turismo” que operan permanentemente en toda una nación, hasta los servicios de “atención al turista” que operan puntual o temporalmente, en determinadas zonas turísticas o vacacionales. Además, existen otro tipo de diferencias, en este caso de carácter dotacional, lo que nos permite afirmar que, existen grandes desigualdades en el servicio de seguridad y de atención turística a nivel internacional.
En este sentido recordar que, para que un buen “servicio policial de seguridad y de atención al turista” sea realmente fructífero, ha de estar entrelazado con todo un conjunto de servicios y procesos propios de la actividad turística. Me estoy refiriendo a la necesaria conectividad con los diferentes subsectores turísticos, el conocimiento de los procesos a seguir, el disponer de la formación y dotación debida, el generar escenarios de confianza y proximidad, el conocer los contactos a tener en cuenta, en definitiva; el poder desarrollar un servicio policial de seguridad orientado realmente a las necesidades y demandas de los turistas.
A su vez, “este servicio policial de seguridad turística ha de ir unido a otros servicios burocráticos y administrativos” ajenos al sector pero necesarios ya que las situaciones urgentes y críticas así lo exigen. Si todo esto no se diera, el buen servicio policial turístico se vería seriamente condicionado.
Finalmente, hemos de ser conscientes que la seguridad turística, en concreto su parte policial, no solamente desarrolla una función de servicio público y humanitario, sino que sin dejar de hacerlo; forma parte de la producción del servicio turístico nacional con una clara incidencia en la imagen y marca de los destinos.  

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