En muchos casos las propias administraciones turísticas son reacias a asumir compromisos en esta materia. La inseguridad es la antítesis de un desarrollo turístico armonioso y se considera que la mera asunción de esas funciones puede generar mayor alarmismo e inestabilidad del que ya les toca soportar.
En lugar de surgir procesos coordinados y entrelazados, impera una cierta indefinición a la hora de asumir compromisos en esta materia, lo que da lugar a una fragmentación de las competencias y a unos resultados pobres.
No obstante, parece que todos asumimos que la seguridad turística es un factor importante para el devenir de nuestros intereses turísticos. Iría más lejos, diría que es un factor determinante, de gran transcendencia. Por eso debemos implicarnos en procesos atípicos pero necesarios. No huyamos de los mismos.